🎤 14. Tu boca

4.1K 391 144
                                    

(Andrés Cabas)

MAX

Empezó como un tonteo.

Un inocente like a una de sus fotos, que resultó en una serie de likes en más fotos e historias. Luego, una frase: «Qué guapa». Y finalmente una conversación. Así funcionan las cosas hoy. 

Llevo dos semanas interactuando con Sabrina por redes sociales, en este ir y venir de flirteo digital. Aunque empezamos al revés, porque claramente ya me acosté con ella —y todo el mundo fue testigo de ello sin saber que éramos nosotros—, no quiere decir que no tenga ganas de conocerla un poco más, y quien sabe, repetir lo de esa noche en la fiesta de hoy. Sin mucho alcohol esta vez, claro.

Estoy hablando con unos amigos, cuando veo a Sabrina llegar junto a sus amigas. Sus ojos escanean el lugar, y siento una repentina emoción al saber que está buscándome. Es una caricia para mi ego que haya venido a la fiesta solo por mí.

Levanto la mano para llamar su atención y su sonrisa se amplía al verme a la distancia. Me disculpo con mi interlocutor y voy a su encuentro, sonriendo también.

—Pudiste venir —digo a modo de saludo.

—Por supuesto, no iba a perdérmelo. 

Le ofrezco una cerveza que ella rechaza, bromeando que esta vez no quiere pasarse del límite y olvidarlo todo. No llevamos ni dos semanas conociéndonos y ya tenemos chistes internos, que locura.

Después de hablar un rato, sentados en un sofá, Sabrina hace el comentario más inesperado de la noche.

—Por un momento creí que no volverías a hablarme después de nuestro último encuentro. Pensé que te había metido en problemas con tu novia.

—¿Novia? —pregunto confundido.

—Los rumores dicen que te han visto con una chica rubia los últimos días.

—Ah, eso. No. No es mi novia, ella es... mmm... nadie. No es nadie.

He logrado mantener a Álex fuera de mi mente las últimas semanas gracias a Sabrina, y no puedo creer que sea ella misma quien la traiga a mi memoria, justo ahora.

No he sabido nada de ella. Nada.

Y jamás voy a admitir que revisé su perfil todos los días viendo las mismas dos estúpidas fotos que tiene. Que pasé todas las mañanas por la cafetería por si la encontraba en la mesa de siempre o que incluso volví a entrar a Arc of Orion por si me encontraba con Solaris.

Pero a estas alturas, Álex parecía más un producto de mi imaginación que una persona real.

—¿Te pasa algo? —pregunta Sabrina—. Estabas como perdido.

—No, estoy bien. Lo siento —me disculpo.

—¿Quieres bailar?

—Por supuesto —acepto con una sonrisa coqueta.

Sabrina me toma de la mano y me arrastra a la parte del salón donde se reúne la gente a bailar al ritmo de la música. Sin perder el tiempo, se pega a mi cuerpo, moviéndose de manera sensual.

—Esto me trae recuerdos —dice en un susurro sexy en mi oído. 

Ojalá pudiera decir lo mismo, porque en mi caso, esa noche ha sido un completo hoyo negro en mi memoria, y hasta ahora, nada ha desencadenado algún recuerdo que me haga tener alguna pista de lo que ocurrió esa noche antes de la piscina.

Sabrina pasa su mano por mi mejilla, en una caricia suave, que intenta ser delicada y caliente al mismo tiempo. La tomo por la cintura agachando un poco mi rostro para alcanzar el de ella. Es mucho más pequeña que Álex...

[1] En tus manos©Where stories live. Discover now