𝕮𝖗𝖎𝖘𝖙𝖎𝖆𝖓 𝕽𝖔𝖒𝖊𝖗𝖔

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Morocho de sonrisa linda, eso era lo único que pasaba por tu mente viendo al defensor del seleccionado albiceleste. Te ponías pelotuda cuando lo cruzabas en las fiestas, aunque tratabas de disimularlo porque si tu hermano se enteraba, no te dejaba pisar una fiesta de la "Scaloneta" nunca más en tu vida.

Se acercaba el mundial y vos ya estabas como el meme del señor con el traje de Argentina, no sólo porque era el último de tu hermanito, Ángel, sino que realmente sentías que era esté.

La chica ayudaba a sus sobrinas a bajar las valijas, mientras Jorgelina hacía el check-in en el hotel, por suerte no quedaba muy lejos de la universidad, donde esta la concentración de la selección.

Tus sobrinas te hacían pasar el tiempo rápido, entre hacerte hacer bailes para tik tok, filtros de Instagram y juegos de mesa pasaban las tardes. Las dos pequeñas eran extensiones tuyas, el mismísimo karma para Ángel que tanto se quejaba de su hermana de pequeño. Jorgelina siempre decía que eras su otra hija, a pesar de tener 23.

Eras la menor de los Dí María, y muy apegada a tu hermano, así que cuando cumpliste la mayoría de edad, decidieron que te vayas con ellos y hagas tu vida junto a tus sobrinas.

Ibas por tu cuarto año de kinesiología, profesión que te encantaba y te tenía más cerca del mundo del fútbol, que era tu pasión. Pero volviendo al ahora, primer partido del mundial, perdido, dos a uno. Parecía una broma de mal gusto, venían de hacerle 4 goles a Emiratos Árabes, y no fue mal partido, fue el maldito VAR.

Decidiste esperar que pase toda la parafernalia de entrevistas y cámaras para ir a verlo a Ángel, quien estaba en shock igual que vos.

-"Boluda, cuatro goles metimos, tanto querían anular estos hijos de puta..."

-"Bueno, ya fue, ahora viene México y sabes que lo único bueno que tienen es........"

-"No seas así..."

-"Perdón perdón, toma un mate y quédate un rato con las nenas, tenés que distender un poco, loquito"

Dicho esto le dejaste el equipo de mate y un beso en la frente, ahora Jorgelina y las nenas lo mimaban un rato. Aunque eras familia, no te gusta estar metida ahí, es muy personal.

Empezaste a vagar por la Universidad, admirando lo enorme que era y lo rápido que los pibes habían llenado cada espacio con algo de Argentina. Tan concentrada ibas, que te terminaste llevando puesto algo, o mejor dicho a alguien.

-"Uy disculpa..."

Al levantar la vista, estaba el morocho de sonrisa linda, tuviste que apretar tu mejilla interna para no demostrar la emoción de por fin estar sola con él. Tenía la mirada un poco ida, seguramente la mente la tenía en otras cosas más importantes que darse cuenta de la emoción que tenía la veinteañera de verlo.

-"No pasa nada...(T/N) ¿no?"

-"Sí, Cuti...O Cristian ¿mejor?

-"Cuti, es más común"

-"¿Y cómo vas, Cuti?"

-"Y como se puede, estoy frustrado pero acá no tene' mucho tiempo para pensar boludeces, es todo rápido, así que ahora estoy pensando que voy a cagar a patadas a los mexicanos"

𝔒𝔫𝔢 𝔖𝔥𝔬𝔱𝔰;;𝔖𝔠𝔞𝔩𝔬𝔫𝔢𝔱𝔞Where stories live. Discover now