𝕷𝖆𝖚𝖙𝖆𝖗𝖔 𝕸𝖆𝖗𝖙í𝖓𝖊𝖟

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-"¿Qué?..."

-"Sí querés ser mi esposa..."

Lautaro estaba parado al frente tuyo con una caja de terciopelo azul con un hermoso anillo en ella, expectante a tu reacción. Minutos atrás estaban discutiendo porque estaba hablando por el teléfono con uno de sus compañeros y te mencionó diciendo "mi mujer", y vos, para joderlo nada más, le dijiste que no eras su mujer porque no estaban casados. No se te pasó por la cabeza que el sacado de tu novio se iba ir a buscar un anillo y proponerte enseguida.

-"Lauti..."

-"Vos lo dijiste...Sos la mujer con la que me imagino el resto de mi vida, la única que me hace latir el corazón, la que me pone como un pendejo boludo cada vez que me sonríe, si no es con vos no va a hacer con nadie..."

Las lágrimas caían por tus mejillas por la emoción, Lautaro no era bueno expresándose pero cuando lo hacía era para hacerte emocionar, no podías pedir nada más, con él te ganaste un pedacito de cielo.

-"¿Y...?"

-"Obvio boludo, me hiciste llorar tarado...Te amo mucho..."

Enseguida lo abrazaste, pasando tus brazos por su cuello, dejándole un suave beso en su mejilla, esté enseguida te tomó de la cintura, apegando tu cuerpo al suyo. Se fundieron en ese abrazo por un largo tiempo, simplemente disfrutando su calor.

-"A ver..."

Lauti se separó un poco y se agachó ante vos, tomando tu mano y colocando con suavidad el anillo de plata con detalles en azul sobre tu dedo anular. Apreciaste como se veía en tu mano y sonreíste inconscientemente, haciendo que Lautaro lo haga también, rápidamente lo tomaste con tus manos por las mejillas y le plantaste un beso lento, pero cargado de amor.

Sus labios se movían lentos sobre los tuyos, como en cámara lenta, tus manos acariciaban su nuca mientras que las del 10 del Inter dejaban leves caricias en tus caderas, el momento era de película, amabas estar así con él. Con todo lo del mundial y los torneos del club, habían tenido poco tiempo para ustedes y poder darse mimos como corresponde.

-"Me encantas..."

Le sonreíste tímida, porque pasan los años pero Lautaro era el único que si te elogiaba hacia que tus mejillas se pongan rojas, no había como cambiarlo, era el mismo efecto siempre. Esté se percató de tus mejillas coloradas y te las apretó con sus dedos suavemente.

-"¿Qué te haces la tímida, tonta?"

-"Bue bue, hablo el canchero"

Pero así como Lauti te ponía nerviosa aún, vos le podías generar el triple de nervios, sólo bastaba tus manos en su torso y una que otra miradita de trola, y lo tenías a tus pies. Y eso hiciste. Lentamente bajaste tus dos manos a su abdomen, delineando sus abdominales, mientras mordias tu labio inferior, Lautaro soltó un suave jadeo cuando apretaste su bulto rápidamente para luego separarte un poco de él.

-"Voy a volver a cocinar..."

Rápidamente te fuiste a la cocina, porque sabias que Lautaro no te iba a dejar irte así no más, es más te empezo a perseguir por la casa, encima corría rapidísimo pero vos le ganabas de mano al ser más chiquita y poder girar o pasar los muebles más rápido. Al llegar a la cocina te quedaste en una punta de la isla y él en la otra.

𝔒𝔫𝔢 𝔖𝔥𝔬𝔱𝔰;;𝔖𝔠𝔞𝔩𝔬𝔫𝔢𝔱𝔞Where stories live. Discover now