4. La pesadez del viaje

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4. LA PESADEZ DEL VIAJE

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Caminaron durante toda la noche. La lluvia continuaba cayendo con la misma fuerza con la que comenzó, en ningún momento del viaje, ni Joel ni Tess se dignaron a mirarlas o siquiera hablarles. Ambos mercenarios iban metros delante de Elia y Ellie, mientras hablaban por lo bajo y miraban de reojo a Ellie.

Elia agarraba la mano de la adolescente con fuerza. Mirando a los lados y fijándose si algún corredor venía. El cuchillo en su mano continuaba con la sangre del guardia.

— Ellos... me creen, ¿verdad? —preguntó la castaña.

— No te preocupes, Ellie. No importa si ellos te creen, dentro de poco llegaremos al punto de extracción y no tendremos que verlos nunca más —le susurro Elia en respuesta de la niña.

No hablaron más durante todo el camino. Finalmente, llegaron a la que solía ser Boston antes de la infección. El silencio los recibió y el único ruido que podía escucharse era de los grillos, Ellie se pegó más a Elia quien la agarró con más fuerza cuando comenzaron a caminar por los edificios.

La oscuridad los envolvió y según Joel, no podían prender las linternas porque cualquier corredor a kilómetros los vería. La luz de la Luna era su única fuente de luz.

Finalmente Joel se acercó a una antigua fábrica, abrió la puerta y las tres mujeres entraron.

— Pueden dormir allá —Joel les señaló un lugar alejado de la puerta.

— ¿Y ustedes? —les preguntó Elia.

— No te preocupes. Total, dentro de poco ya no tendrás que verme, ¿eh?—Joel dijo. Elia supo que peli negro había escuchado sus palabras de antes.

Carraspeo un poco.

— No quieres... ¿respuestas?

— No tengo fuerzas para ello —les dijo el hombre —, vayan.

Elia agarró a Ellie y ambas se dirigieron al lugar al que Joel les indicó momentos atrás. Elia sacó de su propia mochila una manta y la puso en el suelo, Ellie le sonrió para después echarse sobre ella. La pelirroja escuchó a Joel llamarla.

— Espérame cinco minutos, ¿está bien? —le dijo a la adolescente.

Ellie asintió en respuesta. Elia caminó hasta donde Joel se encontraba y este la miró. Sus ojos decían que Elia le daba indiferencia, pero sus palabras fueron otras;

— Escucha —le dijo —, no me caes bien y no confío en ti —Elia pensó que el sentimiento era mutuo —, pero eso no significa que sea un imbécil y te deje dormir con un posible infectado. La niña, ¿estás segura que no se convertirá?

Wayfaring Stranger > Joel Miller | The Last Of Us Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum