Rabia y decisión

749 126 19
                                    

En esa alba sobre cubierta, Katsuki observó una carta náutica en mesa con una brújula a su lado mientras clavaba sin mucho esfuerzo la punta de un cuchillo en la madera. Lo recogía y hacia el mismo acto consecutivamente pasando el tiempo con una evidente impaciencia o mejor considerado, una ansiedad.

Su mirada estaba centrada en asegurar su rumbo, no obstante, repentinamente clavó el arma cortante en la madera que ya estaba con muchas pequeñas marcas por sus decenas de piquetes y quedó estático. Tras varios segundos transcurridos por fin parpadeó y tanteó su tórax con la palma. Quedó bastante disperso al percibir que toda esa mansedumbre desapareció, ya no sentía nada trasmitido por Izuku.

No podía asegurar su estado ahora, si había aclarado las cosas o incluso empeorado, no tenía idea. Debería estar bien, pero nada podía rectificar esa idea. El extraño vacío insaciable se efectuó al no tener el vínculo que compartió tanto tiempo. Se sentía más ansioso de lo que imaginaba.

Todos esos pensamientos abrumados por su condena ahora revoloteaban en su mente sin cesar. No tenía idea hasta ese momento lo dependiente que se había convertido al nereida, al final solo Izuku podía entender esa mansedumbre que no tuvo el valor de mencionárselo.

Si tuviera la dicha de que se le concediera un deseo, era el poder verlo, aunque sea una vez más.

...

Midoriya Izuku no tuvo ni un mínimo de prudencia en poder desglosar todo lo que ocurrió. Desde luego que se sentía indignado por el último comentario del humano consigo, ya que recientemente no fue solo una vez, fueron varias donde éste le corregía o le veía desde otras perspectivas muchas cosas.

La débil intuición que residía de su conexión con el mar también fue un tema detallado a mencionar, con tal agobio que la voz enardecía por el tono exaltado que llegó a mostrar completamente nervioso.

—Tal vez con la cabeza fría podías haberte percatado de algún detalle que estés escapando, ¿no crees? —Mencionó Hagakure con la decencia en querer elevar su ánimo.

—Para ustedes es fácil decirlo, pero estoy ciego, no tengo idea que quiso decir con eso...

—Oh vamos, el vínculo también te pudo intuir algo.

—Lamento informarte esto ya que estabas en un vínculo forzado, pero ese enlace es incierto —susurró Izuku con el rostro gacho. Tohru ladeó su cabeza confundida, a lo que el tercer nereida ahí complementó.

—Quiere decir que si está vinculado debe expresarse abiertamente para entenderlo, el vínculo no puede reflejar esos sentimientos mutuos, solo exteriores a esa persona.

—Sabes demasiado como para no haber vinculado con nadie aun —exclamó con suspicacia adulando a Shindou mientras recargó su brazo a través de su cuello.

—Tengo que ser responsable —susurró con una tonalidad exhausta apartando a la chica de su espacio para evitar cualquier imprudencia. —Él tiene su punto, apenas se está adaptando a un entorno tan complejo con un humano. El océano no lo está olvidando, lo correcto es decir que su cuerpo lo hace.

—¡Puede que sea así! —Respingó levantando de su lugar para enfrentar a los otros dos. —Aunque suene desagradable, yo estaba preparado para aceptarlo, pero Kacchan me dijo que desistiera. ¿Dejará de quererme si me convierto en un ente terrenal? ¿Por eso quiere que siga como nereida? Entonces... ¿lo forcé a enamorarse por esta forma? ¿Por eso es un tabú la superficie?

Tanto Hagakure como Shindou notaron ese cúmulo de inseguridad e intriga de Midoriya en su aura, incluso cubría los miedos y traumas que escondía de la superficie. Ahora entendían porque el peliverde inicialmente pidió suspender su vínculo, eso era un tormento exagerado al sobre pensar tantas cosas.

El tirano de los mares [BkDk +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora