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OLIVIA

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OLIVIA

Londres, Inglaterra
17:44

Junto mis manos y resoplo dentro de estás tratando de calentármelas. Por dios. El frío de Londres a estas alturas del año era asqueroso. Igualmente quería salir a caminar un poco para conocer las calles que rodeaban el country. Me había abrigado bastante. Camperón, joggings, botas, guantes e incluso un gorro, todo combinado. Negro y rosa. Le aviso a mamá que voy a dar una vuelta y salgo de casa.

Me mentalizo bien. Me castañean los dientes del frío. Pero eso es solo al principio porque apenas empiezo a caminar se me va yendo de a poco. Camino unos cinco minutos hasta el portón del country, saludo al de seguridad y salgo. Me había despertado tarde por desvelarme con Licha en la videollamada y como a la mañana llovió decidí quedarme durmiendo. Así que esa era la excusa perfecta para estar saliendo ahora.

Tottenham es una ciudad muy linda. A diferencia de Manchester, yo consideraba que era un lugar más tranquilo. Camino quince minutos más cruzando varias cuadras hasta toparme un una avenida repleta de locales y decido quedarme a ver. Entro específicamente a uno que vendía cosas para regalar. Me encantaban esos lugares porque estaban repletos de cosas y yo me entretenía muy fácilmente, aparte de ser un pozo sin fondo de las bolucompras.

En la tienda habían varias personas y aparte era enorme así que saludo al chico que está en el cajero y rápidamente me voy a chusmear todo lo que hay en la tienda. Agarro un canasto y lo primero que agarro son un par de imanes para heladera con cosas del Tottenham, a papá le iban a encantar.

Al cabo de unos diez minutos mi canasta ya estaba llena de cosas innecesarias. Plumones de colores, llaveros, bolitas antiestrés y algunas boludeces más como mascarillas para el skin care que me encantaban.

Estoy bastante sumida viendo unas tazas en la parte de atrás del local. Las veo una por una para elegir una que me gusta y extiendo mi brazo para agarrar una que está en un estante bastante. Pero no la puedo alcanzar

— Te ayudo —murmura alguien cerca de mi oído provocando que pegue un leve salto asustada.

— Ay Dios Santo —pongo una mano en mi pecho aturdida mientras frunzo mis cejas confundida al darme cuenta de que era Cristian. Se ríe y extiende su brazo para agarrar la taza que yo quería. La alcanza sin ningún problema. Y si. Si es enorme.

— Pasaste por al lado mío en la entrada y ni me viste —me reprocha en broma. Embozo una sonrisa dejando la taza adentro del canasto.

— Juraría que me estás siguiendo —bromeo también haciendo que sonría al igual que yo.

— Vivo acá a la vuelta, siempre vengo para hablar con el que está en el cajero después de jugar —me explica siguiéndome mientras camino y empiezo a ojear los aromatizantes que hay en el pasillo que entré. Habían millones de cosas en ese local, me encantaba. ¿Vivía acá a la vuelta?. Eso significa que vivía bastante cerca de la casa de mis papás. Exactamente veinte minutos—, ¿Vos que haces por acá? —pregunta y volteo para mirarlo. También se había puesto a oler los aromatizantes mientras me saca tema de conversación.

MVP | Lisandro Martínez, Cuti Romero Where stories live. Discover now