DOS PARA UNA© [Completa✔️]

▼CAPÍTULO 37▼

Cambio frases chingonas y reflexivas, por votos y comentarios.
No sean tímidos y denme amor.

Recomendación Musical
Dile que tu me quieres - Ozuna

''Siempre que estamos juntos se hace bueno el momento''
''No me quieren contigo porque nadie sabe lo que por ti siento''
''Cómo hacer que callen, dicen que yo no soy fiel''
''Te he demostrado que mis ojos son para ti mujer''

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MACA

Es increíble como una simple frase me hice entrar en un estado de psicosis gigantesca.

No duro ni diez minutos en salir de la cama y estar lista, creo que ni me puse bragas. Me remuevo mientras me peino, efectivamente no me puse bragas.

Ignoro el dolor en mis músculos, el ardor en mi entrepierna y que estoy jodidamente famélica, mientras dejo mi cepillo de Barbie sobre mi cómoda y salgo del closet.

—¡Cristhian! —grito, escandalizada—. ¡Apenas te levantas!

Él gime y vuelve a caer sobre la cama.

—Baby, no, por favor, por favor —se queja volviendo todas las consonaste muy líquidas, intentando taparse con la sábana—. Tengo sueño y hambre, pero más sueño.

—¡Levanta, levanta! —chillo, acelerada—. ¡Venga, levanta! ¡Apúrate! —Gimo, cuando apenas hace un ligero movimiento—. ¡Si no te apuras no tocarás mi culo por un mes!

Mi Bandido se coloca de pie con rapidez.

—Voy, voy, Baby —farfulla corriendo al closet—. No hay que ponernos agresivos tan temprano, puñeta...

Muerdo mi labio intentado no echarme a reír.

Corriendo bajamos al garaje donde están más de un lujoso auto estacionado y tomo una llave cualquiera. Se las lanzo a Cristhian, que, por reflejo, se aparta dejándolas caer al piso.

—¡Cristhian! —me quejo, volviéndole a lanzar otra—. ¡Mueve el culo, coño!

Hace una mueca viéndose fastidiado, justo hoy, mi madrugador Bandido quiere seguir durmiendo, pero yo necesito correr a mis padres del piso.

Cuando estuvimos dentro del auto, veo como Cristhian se pasa las manos por el rostro con cansancio y mi corazón se derrite de tristeza, estos días ha estado tan ocupado que apenas ha podido dormir.

Hay días que también se me olvida que sigue siendo humano.

—Lo siento, papi —murmuro colocando una mano en su muslo y él se queda estático—. Cuando ellos se vayan, tienes mi cama para ti, ¿sí?