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La mujer nuevamente dejó encargado que las copias ya respondidas se las dejaran a su joven ayudante para volver a salir del salón, Eun Ha se apresuró para entregarla antes de que terminara y poder hablar con la chica.

Sin mucho empeño acabó cinco minutos antes de las seis, y se puso de pie para acercarse al escritorio, donde SinB ya se había colocado nuevamente sus guantes, pero cuando intentó hablarle alguien la llamó para hacerle una pregunta, así que se puso de pie y vio a Eun Ha con una pequeña sonrisa.

—Puedes dejarla ahí —indicó la pequeña pila de hojas y se alejó, dejando a Jung con la palabra en la boca.

Pero rápidamente dieron las seis y todos comenzaron a guardar sus pertenencias para salir, al ver que SinB no estaba apurada Eun Ha se tomó su tiempo hasta que todos salieron, y entonces se acercó al escritorio, donde Hwang terminaba de ordenar los papeles aún soltando pequeños quejidos de dolor, ya sin los guantes pues eran una molestia.

—Hola... ¿Estás bien? —preguntó con algo de preocupación, viendo que la chica ya se había colgado su bolso, por lo que salieron a la par.

—O–oh, si, ¿por qué? —respondió SinB, aparentemente fingiendo no saber lo que Jung había notado.

—Tus manos, SinB —Eun Ha insistió, bajando la mirada a sus dedos entre morados y rojos, y se detuvieron frente a la iglesia—. Eso no se ve bien, ¿cómo te lo hiciste?

—Yo... Solo fue un accidente en casa —respondió algo dudosa con la mirada baja, y soltó un pequeño quejido sosteniendo una pesada carpeta que no cabía en su bolso—. Estoy bien.

—Déjame ayudarte —dijo Eun Ha, y con suavidad le quitó la carpeta de las manos, viéndolas aún con preocupación—. De verdad no se ve bien, ¿estás segura de que no te quebraste? ¿Quieres que te acompañe a que te revisen?

—N–No, en serio, estaré bien —insistió la de cabello largo, forzando una sonrisa tranquilizadora, pero ni siquiera ella estaba segura.

—Bueno... ¿Al menos puedo revisarte yo?

La chica insegura accedió, y Eun Ha tomó con extremo cuidado tomó una de sus suaves y delicadas manos para revisarla.

Sus latidos se aceleraron al tacto, se pecho se encendió como una llama, era una sensación diferente, extraña, pero se sentía muy bien, y eso era lo peor.

Se aclaró la garganta con timidez y movió cada uno de los dedos heridos de la chica, con mucho cuidado, aún así SinB no podía evitar soltar pequeños gemidos de dolor, pero todo indicaba que dentro de un par de días estaría bien, así revisó ambas manos.

—Bueno... No creo que tengas alguna quebradura —concluyó Eun Ha, dejando ir su mano, pero no con ello el fuego en su pecho—. Déjame acompañarte a casa.

SinB asintió, pareciendo un poco más calmada, y volvió a sonreírle, una sonrisa relajada pero real.

Caminaron los primeros metros en silencio, Eun Ha sabía que debía decir algo, comenzaba a ser incómodo para ambas, lo último que quería incomodar a Hwang; pero sorprendentemente, la que habló fue la misma SinB.

—Abrieron una pequeña librería cerca de aquí, ayer la vi y pensé que... podríamos ir a ver —propuso con timidez, pero a la vez con algo de entusiasmo—. Llegué a ver desde fuera que tienen varios apartados de terror.

—Claro, me encantaría —respondió Jung con una leve ilusión en lo profundo de su pecho, que la hacía desconocerse, pero no se sentía mal—. Cuando quieras, casualmente mañana no tengo nada que hacer.

Qué estúpida, nunca tenía nada que hacer y SinB ya lo sabía, no había necesidad de recalcar eso, desesperación.

—Qué bueno, yo tampoco.

Se detuvieron nuevamente frente al vecindario privado en el que vivía Hwang, y la de cabello corto estaba a punto de despedirse, pero parecía que la chica quería decir algo.

—Mis padres no llegarán hasta tarde, y bueno... Estaré sola en casa, me preguntaba si querías pasar a... Tomar té, o café, lo que sea que quieras, hice galletas esta mañana —habló finalmente, con notable nerviosismo  tanto de ser aceptada como rechazada—. Solo si no tienes nada que hacer.

—Si, claro, acepto —respondió Eun Ha con calidez, nuevamente su pulso se aceleró, entre nerviosa y ansiosa.

La de cabello largo le indicó que pase, y caminaron dentro del vecindario, Eun Ha había visitado a Ye Won solo dos veces desde que ella vivía allí, así que tampoco se había percatado de SinB.

Pero si, reconoció la casa de Umji junto a la de Hwang, suspiró aliviada de no ver a nadie de la familia Kim, y entró con pasos lentos a la casa perfectamente cuidada.

SinB tomó su mochila con dificultad para dejarla sobre el sofá y la invitó a sentarse mientras ella se encargaba de hacer el café y traer las galletas.

Eun Ha obediente esperó en la sala meticulosamente decorada, solo analizándola con la mirada, habían muchas figuras religiosas y escasos aparatos tecnológicos.

Luego de un par de minutos SinB regresó con dos tazas y un plato de galletas en una bandeja dorada con delicados detalles en los bordes, que sostenía temblorosamente por el dolor en sus manos.

—Gracias —dijo cuando la alta le indicó que tomara una taza y le ofreció una galleta que por supuesto aceptó—. Me gusta tu casa.

—Creo que es algo anticuada, o eso suelen decir, pero gracias —SinB le sonrió, y desde su postura recta ya sentada junto a ella tomó su taza para darle un silencioso sorbo—. Bueno... Creo que sé poco de ti, cuéntame algo.

—Pues... Tengo dieciocho años, vivo con mi madre, no tengo muchos amigos... Creo que no hay mucho más que eso —Jung soltó una pequeña risa, y dejó la fina taza sobre la bandeja—. ¿Qué hay de ti? Además de que te gusta el terror tanto como a mí.

La de cabello ondulado rió con timidez, y pensó en silencio durante algunos segundos.

—Bueno, tengo diecisiete años, vivo con mis padres, y no tengo amigos —respondió, soltando la última parte levemente avergonzada—. No soy muy interesante, me sorprendió que dijeras que te caí bien.

Jung por primera vez bajó la mirada, se cuestionaba a sí misma por tener una doble intención que no se le había olvidado, pero SinB de verdad le había agradado.

—Hacía mucho tiempo que alguien no sacaba esa parte de mí, quiero decir, mis intereses, que no estuviera relacionado con mi mal comportamiento —dijo con sinceridad.

Volvió la mirada a SinB, y su pulso le dio un sacudón cuando la mano de la chica se acercó a su rostro para acomodarle el flequillo con suavidad, su tacto nuevamente la estremeció.

—Tal vez este es el camino correcto, Eun Ha.

Pensó en silencio durante varios segundos, se sentía confundida, ella no era así, la hacía sentir vulnerable.

Mejor ignorarlo.

—Tal vez —repitió, y extendió su brazo para tomar su taza de la mesa.

Pero esos pensamientos intrusivos la habían vuelto torpe, y de un codazo provocó que SinB volcara su propia taza de café sobre su falda, haciendo que se pusiera de pie inmediatamente por el líquido caliente.

—¡Lo siento mucho! —exclamó completamente apenada, y tomó una servilleta para ofrecérsela a la chica.

—No te preocupes, tranquila —habló la menor rápidamente, sosteniendo la tela de su falda un poco más arriba para evitar estar en contacto con la tela caliente.

Eun Ha estaba desesperada por lo que había ocasionado, pero le sorprendió escuchar la risa de la menor, que no había podido apreciar claramente antes, pero la contagió provocándole una pequeña sonrisa.

—Uhm, debo cambiarme —volvió a hablar, aún con una pequeña risa tímida de por medio—. Sígueme, te mostraré mi habitación.

Claro que Eun Ha aceptaría esa invitación, rápidamente se puso de pie y siguió a Hwang por la escalera hacia el piso de arriba.

HOLY《2eunbi +18》Where stories live. Discover now