Capítulo 2

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— Hola, buenos días. Me gustaría saber cuál es la habitación donde se encuentra el paciente Son Gohan.—

— Está bien, Señor. Pero antes debo hacerle unas preguntas protocolares.— Al ver que el hombre de turbante asintió, la recepcionista del hospital sacó un anotador. — ¿Cuál es su nombre?—

— Mayunia.—

— ¿Y cuál es su relación con el paciente?—

— Soy un... Amigo de la familia.—

— Muy bien. Le informaré al doctor que le hará visita a su paciente. Son Gohan se encuentra en la tercer puerta a la derecha por ese pasillo. Fue un placer, Mayunia.—

— Igualmente.— Se despidió el namekiano, comenzando a caminar hacia donde la recepcionista le había dicho.

El ser de piel verde y orejas puntiagudas se encontró delante de la puerta y la tocó tres veces, para luego esperar una respuesta.

— Pase.— Escuchó la tenue de voz de Gohan responder ante el sonido de la puerta.

Luego de abrir la puerta y al tenerlo de frente, Piccolo pudo ver como el rostro de Gohan se contrajo en una expresión que mostraba que mezclaba alivio y felicidad.

— Es bueno verlo de nuevo, Sr. Piccolo.— Gohan le sonrió cálidamente a su maestro, quién le devolvió el gesto con una sonrisa de lado.

— Lo mismo digo chico.— El rostro de Piccolo se puso más serio de repente. — Por lo que pude escuchar, se ve que ya aprendiste la lección.—

La expresión de Gohan cayó de golpe, reviviendo la culpa que sintió al no estar preparado cuando sucedió el asedio de Freezer a su planeta.

Piccolo sintió lástima por el joven adulto que se encontraba cubierto de vendas y yesos al ver su cambio de humor, pero sabía que era necesario. Si Gohan no aprendía con esto que había pasado que siempre tendría que estar preparado para proteger a su familia y amigos, nada lo haría.

— De verdad lo lamento, Sr. Piccolo. Yo...— El namekiano le hizo una seña con la mano que hiciera silencio y Gohan le hizo caso a su maestro.

— Sé que lo sientes, sé que te sientes culpable, lo sé y te digo que no debes carcomerte con eso, la responsabilidad de proteger la tierra es de todos en general y nadie que estaba aquí estuvo preparado. Pero lo que realmente importa es si aprendiste de tu error.—

Gohan lo pensó durante unos segundos y respondió algo que venía pensando desde hace meses.

— Debo estar preparado y lo sé, Sr. Piccolo. Ya aprendí que nunca dejará de haber amenazas y quiero proteger a mi familia de todo peligro.— Gohan respiró hondo, ya no había vuelta atrás. — Por eso le pido por favor, que me vuelva a tomar bajo su tutela.—

— Eso es lo que estaba esperando.— Piccolo sonrió, mostrando los dientes. — Toma, considéralo un regalo de mi parte.—

Gohan atrapó con su mano lo que Piccolo le había arrojado y se mostró sorprendido. Era una semilla del ermitaño.

[...]

Todo había terminado, de nuevo.

Parecía que los tiempos de paz volvían a predominar en la tierra y todos los Guerreros Z habían vuelto a sus rutinas. Goku y Vegeta se habían vuelto a ir a entrenar con Whis, Krillin seguía trabajando como policía, Ten Shin Han regresó a su dojo con Chaoz y Yamcha, Piccolo empezó a autoimponerse un entrenamiento mucho más riguroso, y por último, parecía que Gohan había vuelto a su vida centrada en los estudios y lejos de las batallas.

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