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Tord respiro profundamente, acomodando su camisa en silencio mientras miraba de reojo a Thomas, quien guardaba algunas pertenencias dentro de su maleta sin decir ni una sola palabra. Siendo el único sonido el de sus respiraciones y latidos de sus corazones.

Tord miro al espejo, sintiendo su corazón retorcerse entre pánico y miedo, —Yo... no tengo idea de cómo me ira— se tapa los ojos, quejándose en un sonido bajo mientras agacha su cabeza. Se retorcio tembloroso cuando sintió manos calientes envolver su cintura.

Thomas suspiro en su oreja, besando su cuello, —Todo estará bien... quiero que te cuides mucho... confía en Edward— lo abrazo con más fuerza, inhalando su aroma, manteniéndose fuerte.

Tord se volteó, abrazandolo por el cuello mientras sollozar débilmente, —¿Solo para esto me querías?— murmuró, apoyando su mejilla en su pecho, —Solo para... ¿para acostarte conmigo y luego irte y no volver...?— lo miro desde abajo, aferrándose a su trabe azul marino, asustado y comenzando a recordar miles de cosas.

—¿...que estas diciendo?— dijo, colocando sus manos en sus mejillas y mirándolo a los ojos, —Por supuesto que no Tord... yo... yo te amo, no quiero dejarte pero tengo que hacerlo—apegaron sus frentes, una sensación horrible recorriendo sus luces.

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Tord apretó sus puños en silencio, sintiéndose observado por todos lados al igual que encerrado y ansioso mientras recorrían las calles en silencio junto con Tom, quien lo sostenía de la mano con fuerza, sin prestarle atención a las personas que murmuraban cosas sobre ellos. Seguía siendo muy poco Normal encontrarse con personas del mismo género caminando de esa manera, debido a las mentes tan podridas y mal guiadas de las personas aún no cambiaban, sin embargo, a pesar de que Tord le haya dicho que no quería caminar junto a él de esa manera, no le hizo caso, sosteniéndolo firmemente de la mano sin la intención de soltarlo en algún momento.

—Thomas... todos nos observan— aplico más fuerza al agarre, viendo las miradas curiosas y de odio por parte de las personas, ya que sabia que todas esas personas lo conocían y sabían quien era, —Tom, tu reputación...— murmuró, sintiéndose el causante de que quizás odien al británico también.

Tom suspiro, —Mi reputación no me importa, prefiero arruinarla si es contigo cariño— le sonrio tiernamente, dirigiéndose hacia la estación del tren con prisa ya que pronto llegariael suyo, —Se que esto podría jugarme en contra en algún momento, pero no me importa, estoy bien con eso— beso su mano con cariño, haciéndolo sonrojar por tal acto caballeroso.

Sinceramente, Tord hubiese preferido simplemente quedarse en su casa antes que acompañar a Thomas en todo ese camino hasta la estación de tren en donde lo vería irse. No era porque no quería despedirse. Era porque no quería desmoronarse y que la reputación de Tom se viera afectada por su presencia a su lado, no quería causarle problemas aunque aquello signifique no despedirse de él. Pero esto a Thomas no le importo, llevándolo de todos modos a su lado aunque pueda significar que su reputación se viera afectada por completo, quería estar junto a él de todas maneras.

Tom se detuvo en seco frente a la estación, mucha gente iba y venia, en su mayoría soldados hacia la guerra y otros empresarios, contando su mismo grupo que iría junto a él hasta aquella reunión. Thomas no se atrevió a soltar a Tord, sujetando su mano mientras lo observaba en silencio, elevandola hasta sus labios y besando con cariño esta, sacando de su bolsillo un anillo de oro puro. Tord miro sin palabras.

—Esto... es un regalo— sonrio avergonzado, colocando el anillo en su dedo, —También tengo uno— levanto su mano derecha, enseñando que efectivamente también portaba un anillo casi exactamente igual. Tord no pudo contener más lágrimas y sus propias acciones.

Abrazo con fuerza a Tom, escondiéndose en su hombro mientras sentía las lágrimas derramarse de sus ojos. No era mucho tiempo en el que Thomas se iba, y es que aquello no era lo que lo mantenía preocupado, si no que era lo que podría llegar a sucederle a Tom y a él mismo.

—Estaremos bien... cuídate mucho— lo abrazo con fuerza, enredando sus dedos entre los bucles rojizos, —No eres y no serás un simple pasatiempo en mi vida cariño... pronto volveré y todo estará bien, ¿te parece?— sostuvo sus mejillas, tanteando con besarlo.

Tord aparto el rostro, sintiendo las miradas de todas las perdonas presentes en la estación, contando la del grupo que debía de ir junto a Tom.

—Tu... tu tren...— murmuró, colocando sus manos sobre las ajenas, derramando tenues lagrimas mientras su corazón se estrujaba al saber que estaría en peligro, incluso mucho más ahora. Sabia a la perfección que nadie mantendría en silencio aquella revelación.

Thomas miro hacia atrás, viendo a sus compañeros llamándolo desde lejos con una mueca de confusión y asco, ya que todos sabían quien era Tord Larsson. Suspiro, besando la mejilla húmeda dem rojizo, sin importarle las palabras o miradas del resto en lo absoluto.

—Te amo— diciendo eso, simplemente se fue, ya que a gente comenzaba a subir y su tiempo se acababa. Dejando en soledad a aquel joven que había jurado y seguía jurando amar hasta que volviera.

Tord simplemente lo vio irse, dejando de sentir el calor en sus manos y desmoronandose allí mismo, escuchando los murmullos y sintiendo las miradas sobre él. Debido a la presión del momento salió corriendo de allí, sin embargo las miradas y murmullos no se detenían, además de que lograba sentir como más de una persona lo estaba siguiendo.

Corrio sin saber exactamente a dónde ir, llegando a aquel parque en el que Tom lo había llevado hace tiempo, sentándose entre las flores en silencio, sabiendo que nada bueno sucedería pronto.

Sweet Boy---☆ TomTord!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora