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Había ordenado mi habitación como nunca antes; escondí libros y arreglé los pequeños souvenirs del viejo estante de madera.
Eran las once de la noche y ya estaba más nerviosa desde cuando mencionaste que vendrías.
Me había arreglado sólo para ti.
Pinté mis labios en un tono rosa pálido, solté mi cabello, y me quedé con tan sólo una remera blanca Nike holgada y unas bragas negras.
Me recosté mientras esperaba tu llegada, pero pasaban los minutos y no aparecías.
Una hora más tarde, me despertaste tocando y abriendo la puerta al mismo tiempo.
Me sonreíste y te acercaste.
--Esas bragas lo harán más fácil.

Bed Peace, j.bWhere stories live. Discover now