Capítulo 2. (II)

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—Mierda —murmuró, yendo hacia su derecha.

Apartó unas cuantas telas de su camino y pasó por debajo de algunos grandes puestos, tratando de mantenerse siempre en la oscuridad, hasta llegar a un montón de cajas de cartón duro que los trabajadores del muelle oeste habían apilado a lo largo del día. Genial, pensó, eso la ayudaría a esconderse hasta que el peligro hubiese pasado.

—¡Vosotros dos —gritó de nuevo el desconocido y Kass tragó saliva, intimidada—, peinad ese lado! ¡El resto, conmigo! Encontremos ese estúpido amuleto y larguémonos de esta cochambrosa ciudad.

Kass retrocedió, asustada. ¿Acaso se estaban refiriendo a la piedra que ella acababa de guardar? ¿Cuántas posibilidades había? ¿Una entre un millón? ¿Una entre dos? Fuesen cuantas fuesen, no iba a dejar que se la quitasen. ¿Por qué?, pensó, ellos están buscándola, a mí solo me ha llamado la atención. Se llevó la mano al pecho y sintió el bulto duro bajo la ropa. No. No era únicamente por eso. No sabría explicarlo con palabras, pero así era, por lo que comenzó a caminar, despacio, hacia atrás, casi de puntillas, trazando mentalmente un mapa del mercado, localizando todos los puntos ciegos del lugar, posibles rutas alternativas a aquella que la había llevado hasta allí. El Muelle Oeste era el más pequeño de todos, pero también uno de los más concurridos, estaba segura de que más adelante encontraría más cajas que la cubrirían y aún habría amarrada alguna embarcación. Nathan siempre decía que, pese a ser un lugar en el que pocos barcos atracaban debido a su pésima organización y a que quedaba demasiado cerca de la multitud y de los comerciantes, era una solución para los pequeños navíos que transportaban materiales y alimentos.

Movió el pie izquierdo hacia atrás y el suelo desapareció bajo él. Kass soltó un grito cuando cayó hacia el muelle bajo, pero la dureza de la madera no llegó a golpearla, pues alguien la frenó en la caída. Se removió inquieta y con rapidez, intentando liberar sus piernas del nudo que se había formado con el desconocido, quien tenía las manos a ambos lados de su cadera. De un puntapié, Kass logró zafarse y alejarse un trecho para apoyar las manos en las andrajosas tablas de madera que crujían bajo su peso. El corazón se le paralizó al alzar la vista y ver ante ella el rostro de un muchacho no mucho mayor, mirándola directamente con los ojos azul marino bien abiertos. Kass se olvidó hasta de respirar, imposible de apartar la vista de la cara del chico, iluminada levemente por la luz de la luna y con los reflejos de la Sombra de Venus sobre él.

La nariz, la boca, los ojos... No había imperfecciones más allá de un par de cortes en su cara, una cara con rasgos humanos. Por alguna extraña razón, supo que por mucho que buscase, no encontraría ningún tipo de prótesis robótica en su cuerpo. En su mente resonaron las palabras de DaaS tan nítidas que casi creyó que el robot se encontraba en ese momento a su lado, repitiéndole todos los datos y porcentajes con los que contaba. No era tan descabellado que hubiese dos antiguos en una misma ciudad, pero de ahí a que esa ciudad fuese Artrid había mucha diferencia. Y pese a ello, allí estaba el joven pirata.

Al igual que ella, él se la quedó mirando, estupefacto. Kass vio cómo arrugaba el ceño, visiblemente sorprendido por su aparición desastrosa, pero enseguida cambió su gesto a uno mucho más duro en cuanto un brillo aguamarina salió del interior del bolsillo de la sudadera de la joven. Kass bajó la vista y en cuanto la alzó para mirar de nuevo al chico, él tenía dibujado en su mirada un único propósito: acabar con ella y robarle la piedra. Trató de separarse aún más, levantarse y echar a correr, pero se vio fuertemente agarrada por la mano del joven, que tiró de nuevo hacia él y con la otra mano hizo un extraño movimiento en su cadera. El filo de un puñal heló la sangre de la chica y antes de que pudiera pensar en una idea mejor, si es que había alguna, el puño de Kass impactó con crudeza en el mentón del muchacho, haciendo que perdiese el precario equilibrio en el que estaba, momento que ella aprovechó para librarse de su agarre y recoger el puñal del suelo. No necesitó más de dos segundos para colocarse frente al pirata y amenazarlo con el arma bajo su garganta.

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⏰ Last updated: Mar 04, 2023 ⏰

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