29. Derek

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—¡Esto no va a ser una repetición de la última vez! —El entrenador grita mientras nos preparamos para el partido.

Me miran con ojos de lince.

—No se va a repetir. —digo obedientemente.

Por muy patético que sea Donovan por ir a por Stiles por haberlo rechazado, no voy a tomar represalias. De nuevo.

Ya tuve mi oportunidad con él. No necesito otra.

Quiero otra, pero no a costa del lacrosse o de Stiles. Le prometí a Stiles que no lo haría.

—Jugamos inteligentemente. Jugamos duro. Y nos vamos con la victoria. —dice el entrenador.

Nos animamos, y me pongo a jugar.

Sólo hemos perdido un partido esta temporada, sin incluir el último lío de la UVM. Si seguimos como hasta ahora, la maldición de la CU será nuestra perra. Ese es un legado que me encantaría dejar atrás.

El entrenador nos deja para salir al palco, y en cuanto se va, Dunbar me lanza su guante.

—¿Estás seguro de que tienes la cabeza en el lugar correcto?

—Sí. —Le devuelvo el guante.

Lo coge fácilmente. —Hmm, ¿han roto Stiles y tú?

—No.

—Pero no vas a ir tras Donovan

—En todo caso, él vendrá tras de mí. Si puede atraparme.

—Estará buscando sangre.

—Puede intentar todo lo que quiera. Estaremos concentrados en los puntos.

Dunbar asiente. —Así es como debe ser.

—Seguro, Topher.

Me mira fijamente. —No. Eso no va a ser así.

—Mmhmm.

—Tu novio es molesto.

—Pero es guapo, ¿verdad?

Me da una palmada en el hombro. —Si te gustan esas cosas.

Claro que sí.

Me dirijo a la sala. —Salgamos y demostremos a todos que la maldición no es real.

Los gritos y la excitación antes de un partido nunca fallan a la hora de ponernos en sintonía.

La adrenalina llena mis venas mientras bajamos por la rampa hacia el campo.

Nos movemos como un equipo. Estamos sincronizados.

Y eso dura hasta que cae el disco.

No es sólo Donovan el que quiere sangre. Es todo el maldito equipo. Conmigo como su principal objetivo.

Recibo más golpes que si estuviera en un ring de boxeo.

Los entrenadores piden un cambio de línea, sacándome del campo.

—La venganza es una perra, ¿no? —pregunta Dunbar.

—¡Raeken! —El entrenador grita—. Protege el culo de Hale ahí fuera. Le están apuntando, y es el máximo anotador de este maldito equipo.

—Sí, entrenador. —dice Raeken.

El entrenador me da una palmada en la espalda. —Mantén la cabeza.

Tomo un poco de agua.

Mantén la cabeza. Mantén la cabeza. Mantén la cabeza.

Los jugadores de lacrosse pueden tener el mayor talento natural del mundo, pero si dejan que las cosas se les metan en la cabeza, son tan útiles como un patinador novato que ha estado bebiendo.

Juegos de Poder & Puntuaciones Perfectas [STEREK] | Adaptacion | #1Where stories live. Discover now