VEINTIDÓS

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Siobhan

Salgo de mi habitación, me encuentro con la tía Aislin en el pasillo, pasa su brazo por encima de mis hombros.

-Buenos días, mi niña.

Rodeo su cintura con mi brazo. La tía Aislin ha sido como una madre para mí, me cuidó desde el primer día que llegué a su vida. Ella también sufrió mucho por culpa de su hermano. Al igual que el tío Declan, que era obligado a golpear a la tía Aislin. Ambos sabían que si no lo hacía él, lo haría Connor y los golpes serían más fuertes. Mis tíos han sido mis protectores, me han dado todo el amor que una niña podría desear y nunca sentí que me faltara algo. Aunque extraño a mis padres, mis tíos han hecho un buen trabajo. Unos gritos procedentes de la entrada llegan hasta aquí. Me detengo de golpe cuando reconozco una de las voces. Suelto a la tía Aislin y salgo corriendo. Al llegar a las escaleras, veo a Enzo golpeando a Franco.

-¡Te dije que mantuvieras tus manos lejos de ella!- grita Enzo.

Luego le da un puñetazo en la mandíbula. Franco cae hacia atrás.

-¡No!- grito.

Bajo las escaleras corriendo, mi cuerpo protesta por el movimiento brusco.

-¡Siobhan vas a hacerte daño!- grita la tía Aislin.

Corro hacia Franco, la ira corre por mis venas cuando veo su labio sangrando. Golpeo a Enzo como él ha hecho con Franco, no le hago ni la mitad de daño, pero me quedo muy a gusto. Mi puño se estrella contra su mandíbula. Un brazo rodea mi cintura, mi espalda choca contra el pecho de Franco, sé que es él porque puedo olerlo. Su olor me inunda.

-¡No vuelvas a tocarlo!- le grito a Enzo.

Lucía lo agarra por el brazo.

-Eres un cobarde, tiene que defenderte una mujer- le dice a Franco.

Doy un paso hacia adelante para volver a golpearlo, pero Franco me detiene.

-Te dije que no volvieras a llamarlo así- le digo.

-Y yo le dije que se mantuviera lejos de ti.

-¡Basta!- grito- ¡Ya basta joder!

Las lágrimas amenazan con salir de mis ojos.

-Estoy cansada- digo- ¡Harta! ¡No soy un puto cristal que puede romperse!

Miro a todos los presentes, menos los niños, todos están aquí.

-Me violaron y me prostituyeron, pero tuve a mi lado a dos personas que hicieron todo eso mejor.

Miro a mis tíos.

-No puedo dejar toda esa mierda atrás si seguís tratándome como a algo frágil que puede romperse en cualquier momento.

Franco me da un beso en la sien.

-Nena, tranquila- susurra- Por favor, tu cuerpo ha pasado por un trauma hace poco.

-No puedo estar tranquila, mo grá. Sólo estoy cansada de todo esto.

Franco me pega más a su cuerpo. Su olor actúa como un relajante. Una lágrima cae por mi mejilla.

-Franco es la única persona que me ha tratado como si fuera normal. Ninguno de vosotros lo habéis hecho- miro a Enzo- Te quiero, pero no tienes ningún derecho a reprocharle nada. No vuelvas a hacerlo. Él fue quien me liberó de las ataduras de mi pasado.

Tomo la mano de Franco, lo llevo por las escaleras hacia mi habitación. Cuando estamos dentro, me lanzo a su boca. Franco me levanta por el culo, mis piernas rodean su cintura.

EL CUERVO #4 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora