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La tarde pasó entre regalos, ramos de flores y un pastel de cumpleaños. Había sonreído, platicado y soplado las velitas del pastel que le prepararon, ocultando el huracán dentro de él que amenazaba por destruirlo. Fue fácil mentir y decir que necesitaba descansar, sintiéndose mal por haber retirado a esas cálidas personas que lo apreciaban y lo amaban como a un hijo, pero en ese momento no se sentía con las ganas de tener un cumpleaños. Pocas fueron las memorias cuando vivía con su madre y solo había tenido una con un gran significado, que ni siquiera se trataba con su madre. Ellos no tuvieron la culpa, lo fue ese hombre que se empeñó a destruir cada uno de esos días, en un conteo de su edad para llegar a su primer celo y presentación como omega.

Aun podía sentir ese temor y era horrible volver allí.

Ahora estaba en su cumpleaños número diecinueve; cinco años después de ser rescatado de ese infierno y ser devuelto con su verdadera familia. Desde entonces, su abuelo lo ha estado haciendo lo mejor posible, colocándolo en un hogar y en un cálido ambiente, a pesar de las dificultades de no poder ser un omega libre. Por esa razón nunca se había negado a esas reservadas celebraciones, recibiéndolos con gusto.

Miró el pedazo de pastel que yacía en su mesa junto a un par de velas con el número diecinueve. Las había soplado con alegría; el deseo seguía siendo el mismo. Siempre dirigido a la Diosa luna, anhelando que sus irreales deseos pudieran fueron cumplidos algún día. Se acurrucó en el mueble que daba a la ventana, cubriendo sus piernas con sus brazos al tiempo que depositaba allí su cabeza. Observó la obscuridad, la luz nocturna que hacía brillar a esas flores que podían vivir en la penumbra. Admiró su perseverancia, su fortaleza y virtud; queriendo ser así de adverso.

Tal vez la doctora Miller tenía razón, Hoseok no tuvo nada que ver con el control de su celo, pero quizás ella se equivocaba. Él podría tener la respuesta, y la única que surgió en su mente fue que ellos tenían una historia, se habían conocido y con ello se cuidaron el uno al otro, tal como lo hizo una familia. Sus corazones y almas despertaron a temprana edad, reconociéndose y aliándose para sobrevivir. Sabía que las familias tenían la capacidad de formar fuertes lazos para poder velar de sus miembros y ayudarlos cuando tuvieran un problema. Posiblemente él tendría uno con la familia de Hoseok. Uno falso. Solo así, se explicaría porque se había sentido tan receptivo al alfa desde el inicio, nunca lo había rechazado y su omega había permanecido en la orilla en alerta, sin atacar. Su escasa comprensión sobre su cuerpo lo llevó allí, pensando que podría tener un lazo familiar falso con Hoseok y esto lo ayudó a volver a su forma humana. Sin embargo, un lazo familiar no era tan fuerte. Muchos de esos rasgos se habían extinguido hace miles de años y pocos se conservaban como el marcaje familiar.

Por otra parte, sentía que el tiempo se le estaba acabando. Su omega no tardaría en aparecer para llevarlo a su alfa. Podía sentir la desesperación de los doctores y su abuelo al no hallar un remedio adecuado para su situación. Pero, aunque supiera que no tenía muchas opciones, seguía aferrándose a la tonta esperanza. Patético e ingenuo. Quizás en otra vida pudiera tener la vida que siempre quiso: ser un joven que va a la universidad, tener varios amigos con los que salir a pasear, yendo a cualquier lugar y enamorándose cuantas veces sea necesario. Sería bonito, libre y sin una marca. Amaría con toda su alma y nadie cuestionaría. Nadie lo ataría.

Inhaló y soltó ese aire, sin poder quitar sus ojos de esos rayos azules nocturnos.

No duraría mucho siendo fuerte.

El sonido de los botones de seguridad lo distrajo, observando cómo la doctora Miller se adentraba con un par de papeles. Ella con una leve sonrisa se acercó, checó sus signos vitales y los apuntó en ese lugar. Los rubios cabellos se veían bien contra la luz de la luna y esos ojos azules profundos lo miraban con sinceridad, diciéndole que las cosas marchaban bien. Todo parecía normal, a excepción de algo, mejor dicho, alguien.

Mi Dulce Omega  (HopeV)Where stories live. Discover now