CAPÍTULO 31: Elixir

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Los labios de Jimmy temblaban, mientras sus ojos clavados en los de ella se deleitaban observando su forma perfecta y húmeda.

Lo dudó por un segundo, pero no se resistió y absorbió ese labio superior color rosa, delineándolo con su lengua al mismo tiempo y sintió de inmediato la mano de ella apretar el cabello de su nuca, mientras la otra se presionaba contra su pecho por encima de la bata de seda.

La sintió aferrarse a su labio inferior, mordiéndolo y chupándolo mientras él no se saciaba de ella.

El beso se volvió tan intenso que sus lenguas no tardaron en encontrarse en un baile de placer erótico, mientras se devoraban la boca hasta sentir que sus labios ardían tanto que parecía que estaban a punto de prenderse en fuego.

La agarró de la cintura con las dos manos y la acercó a él, pegando su cuerpo al suyo hasta sentir el par de pequeños bultos endurecidos, rozando sus pectorales.

Las manos de ella se aferraban a su cabello con desesperación y sus piernas se abrieron clavando las rodillas en el colchón mientras le envolvía las caderas con los muslos para luego sentarse sobre él y hacerlo sentir la presión de su trasero sobre su erección.

❤ღ❤

Salomé Gimió cuando su intimidad golpeó el miembro de Jimmy, tan endurecido, que la convenció de que ese apodo que él le había puesto le quedaba perfecto. Aunque sintió un dolor agudo en sus labios íntimos por la presión de aquella imponente herramienta sexual masculina, no le importó y se apretó más contra él gimiendo de dolor y de placer.

Las manos de él, que habían estado apretando su cintura, se deslizaron hasta su trasero y apretujaron sus nalgas, obligándola a presionarse aún más contra su dureza, mientras él jadeaba enloquecido en los labios de ella, y entonces no lo soportó más...

Quería sentirlo penetrar sus entrañas; lo anhelaba tanto que no lo dudó ni un segundo cuando se levantó y bajó su propio short junto con sus bragas por sus muslos, dejándose ayudar por las manos varoniles que no dudaron en sostenerla hasta que logró deshacerse de las dos prendas.

Su intimidad quedó al descubierto y Jimmy clavó sus ojos allí, contemplándola con las piernas separadas y los labios íntimos ligeramente desunidos.

Sabía que su pelvis brillaba por la humedad del sudor y estaba a punto de volver a sentarse sobre él, cuando sintió sus manos masculinas, levantarla del trasero; obligándola a apoyarse con los pies sobre la cama, la acercó hasta él y subió sus dos piernas a sus hombros hasta que su boca estuvo tan cerca de su vulva que sintió el cosquilleo de su respiración sobre ella.

No se esperaba lo que él estaba a punto de hacer y no sabía cuánto lo había deseado, hasta que sintió esa lengua húmeda resbalando entre sus pliegues, obligándola a cerrar los ojos y gemir entrecortado. Jimmy la estaba lamiendo tan suavemente, que una ola de calor empezó a formarse en la punta de los dedos de sus pies, haciéndola temblar por el placer que estaba experimentando.

Los lengüetazos empezaron a intensificarse aumentando la presión y la velocidad, al mismo tiempo que la apretaba del trasero para acercarla más a su boca y saborearla completa... Esa lengua suave y caliente se paseaba por sus labios mayores, delineándolos, rozando por accidente los labios menores hinchados que tenían una sensibilidad mayor.

Sin siquiera darse cuenta de ello, Salomé empezó a moverse, restregándose ella misma sobre su boca para calmar de una vez por todas el deseo que sentía de que él rozara con su lengua su punto de placer, pero lo que no se esperaba era que haciendo esto, le dio su consentimiento a Jimmy para que tomara de una sola vez todo lo que quería, y él abrió su boca para absorberla completa, haciéndola soltar un pequeño grito de sorpresa.

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora