CAPÍTULO 57: Charla emotiva

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Salomé no supo en qué momento se quedó dormida escuchando la respiración de Jimmy, pero la despertó el frío en medio de la noche, y en cuanto estuvo consciente de la realidad, escuchó un leve ronquido proveniente del teléfono... Jimmy seguía ahí, del otro lado de la línea; sin embargo, había caído en un sueño profundo, como ella.

Sonrió y suspiró enamorada, mientras se arropaba con las cobijas y acomodaba el teléfono en una esquina de la almohada para seguir escuchándolo por unos minutos, hasta que el gruñido de su estómago la hizo alertar; se había dormido sin cenar y no iba a volver a quedarse dormida con el hambre que tenía, así que se levantó nuevamente, tomando el teléfono para que los resuellos de Jimmy la acompañaran, y bajó a la cocina para buscar algo de comer, percatándose de que era la una de la madrugada y todo estaba en tinieblas.

Había dormido más de siete horas, pero seguía con sueño, por lo que procuró no demorarse mucho alimentándose con algo ligero para luego volver al cuarto de Jimmy a dormir.

Desde que él se fue, ella había decidido quedarse a dormir en su cuarto para que su aroma impregnado en las sábanas y las almohadas, le ayudara a no sentirse tan sola y extrañarlo menos; de igual manera su cuarto había dejado de usarlo de forma individual hace mucho tiempo porque siempre dormía con él, turnando las habitaciones.

Con el estómago lleno, se acostó en la cama nuevamente bajo las cobijas, y apagó la luz de la lámpara, acomodando de nuevo el teléfono cerca de su rostro, e inmediatamente le vino a la mente la voz de su madre, cuando le decía que no durmiera con el celular cerca porque era peligroso y podía explotarle en la cara.

Abrió los ojos y enfoco la mirada en el aparato, pero el sonido de la respiración de Jimmy la hizo sonreír, y si los gritos y gemidos de ambos hace un rato no habían hecho explotar los celulares, seguramente nada más lo haría, así que volvió a acomodar su cabeza cerrando los ojos con una sonrisa.

❤ღ❤

La noche fue larga para Jimmy, y cuando se despertó ya eran más de las once de la mañana.

Había dormido tan poco los últimos días, que esa descarga de testosterona lo hizo caer en un coma profundo...

Esa chiquita peligrosa que tenía por esposa, lograba descontrolarlo como ninguna antes lo había hecho, y agradeció que fuera domingo para poder quedarse en la cama todo el día, recuperando energías; sin embargo, su deseo no se le iba a poder hacer realidad, porque tenía un hambre voraz y debía levantarse para ir a buscar algo en el refrigerador.

Aprovechó para ir primero al baño a lavarse la cara y los dientes, pero en cuanto se miró en el espejo, vio el rastro de su propio semen sobre su pecho y abdomen, e hizo una mueca de asco; tenía que bañarse...

«¡Qué pereza entrar al agua ahora!»

Pero no le quedaba otra opción, no iba a quedarse así todo el día...

Se deshizo del pantalón, que la pulga no le había dado tiempo de quitarse esa noche, junto con el bóxer, y abrió la llave para empezar a llenar la tina con agua caliente, antes de ir al lavabo a cepillarse los dientes, pero se paralizó con el cepillo en la boca, llevándose una sorpresa; la puerta del baño se abrió y apareció una chica vestida de camarera, cargando una pila de toallas que le llegaban hasta la cabeza, y la vio entrar para acomodar las toallas en el mueble, dándole la espalda, sin percatarse de su presencia, pero cuando había completado su tarea y se dio la vuelta, dio un respingo, acompañado de un grito agudo, al verlo completamente desnudo.

—¡Madre mía! —exclamó con su acento español, al ver el garrote de Jimmy, un instante antes de que él se lo cubriera con las manos, después de haber dejado el cepillo sobre el lavabo—. ¡Cristo Jesús!

Selenelion (Sol y Luna)Where stories live. Discover now