Capítulo 6

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Tylwyth

El jueves Avery viene a mi casa, son las siete de la tarde y nos vamos a preparar juntas para ir a la cena de esta noche. Estoy muy nerviosa, quiero que Trent y Matt se lleven bien, es importante para mí y espero que Trent no se lo ponga muy difícil a Matt. Él es un buen chico, simpático y amable y, Trent, a veces puede ser un capullo cuando se lo propone.

—¿Nerviosa? —Me pregunta Avery al ver que no dejo de frotarme las manos con nerviosismo.

—Un poco, quiero que se caigan bien, ya sabes que Trent es...

—¿Muy protector contigo? Sí.

—No, iba a decir poco receptivo, pero sí, eso también.

—Tranquila, lo mantendré a raya —dice Avery sonriendo—. Seguro que sale genial. A ver, enséñame qué tienes planeado ponerte.

—Pues... lo mismo de siempre, tejanos y una camisa.

—¡Sí hombre! Yo te busco algo.

Una media hora después, Avery queda satisfecha con el conjunto trescientos mil que me ha hecho probarme. Es un pantalón ancho de vestir que me llega hasta los tobillos, y arriba ha elegido un top verde oscuro ajustado con escote en uve metido por dentro del pantalón negro. El tono verde del jersey hace que destaquen mis ojos verde clarito.

—No tengo zapatos para ponerme con esto...

—Te dejo los mios y yo me pongo estas botas tuyas de tacón.

—Vale —acepto. Avery me tiende las sandalias, la verdad es que son muy bonitas, es genial que tengamos el mismo pie.

—Así estamos geniales las dos. Ahora el maquillaje y el peinado.

Avery es una aficionada a los tutoriales de maquillaje y peinados en youtube, además se le da muy bien, sin embargo yo, cuando lo intento, parece que me ha maquillado un tuerto, nunca me quedan los maquillajes como a la persona del vídeo. Si no fuera porque Avery si lo consigue, pensaría que estos tutoriales están amañados. Aunque claro, Avery está estudiando diseño y moda y le encanta todo lo relacionado.

Al final me ha hecho una trenza de espiga que me cae por el hombro descubierto hasta llegar a mi pecho, y con el maquillaje, parezco una actriz de cine, aunque mantengo mi esencia, la verdad es que estoy genial. Avery se ha ondulado el cabello y lo lleva a un lado, le llega por los hombros.

—¿Soy una crack o no? —Ríe al mirarnos en el espejo del baño colocándose el pelo, yo me río a su lado.

—Lo eres. ¿Qué hora es?

—Las siete y cuarenta —dice Avery mirando su reloj de muñeca.

—¡Ay dios, hemos quedado a las ocho! Espero que Trent no se haya retrasado. Si quieres espéranos en el coche, voy a avisarlo, será más rápido ir a su casa que llamarlo al móvil.

—Vale.

Unos minutos después llamo a la puerta de casa de Trent, su coche está en la entrada, así que ya ha llegado de la universidad, suspiro aliviada. Llamo al timbre y es Desiré, su madre, quien me abre la puerta.

—Oh dios mío, mi niña ¡Qué guapa! —Exclama abrazándome, es un encanto de señora, muy guapa con su pelo castaño ondulado corto y sus ojos azules.

—¿Cómo estás? Me alegro de verte. —Le sonrío de vuelta.

—Ay, cariño, pues muy ocupada con el trabajo, pasa, pasa ¿Vais de cita? —Ríe Desiré, siempre bromea con eso.

—No, no, voy a presentarle a mi novio.

—¿Cómo? ¿Tienes novio? Este hijo mío no me cuenta nunca nada...—Niega con la cabeza.

—Amor ¿Sabes dónde está mi otra chaqueta? —Aparece Adam, el padre de Trent, que sonríe al verme.

—Está en el armario del pasillo, querido.

—¿Os vais? —Hago una pregunta estúpida viendo que se están poniendo los abrigos.

—Sí, tenemos una cena de negocios. Bueno nos vamos ya, Trent está arriba, ves a meterle prisa. —Me da un abrazo y Adam se despide de mí con cariño.

—Divertíos —dice él. Yo les despido con una sonrisa.

Una vez se han ido, empiezo a subir al piso de arriba hacia la habitación de Trent. Como se haya puesto a echar una siesta y se haya dormido... lo va a pagar muy caro.

Cuando estoy en medio del pasillo hacia su habitación, la puerta del baño se abre de golpe y aparece Trent con tan solo una toalla en su cintura mientras se seca el pelo con otra. Me quedo paralizada ante tal visión, Trent está muy bueno... Demasiado. Tiene el cuerpo perfectamente musculado sin llegar a ser un loco del gimnasio. Y sus abdominales... Oh Dios, se puede decir que es una tableta de chocolate perfecta. Después está esa forma de V que se pierde por debajo de la toalla, trago saliva al verlo y siento el calor recorrerme el cuerpo, quiero tocarlo, acariciar cada centímetro de su piel suave y dura.

Trent carraspea y veo que me está mirando a través de sus cabellos despeinados que le caen por la frente aún mojados, siento como mi corazón y mi respiración se vuelven locos.

—Osito...

—Yo... Tus padres... se han ido y me han dicho que suba, te espero en el coche, date prisa —digo dándome la vuelta dispuesta a marcharme, pero Trent me detiene por la muñeca y me hace girar para encararlo, tengo que alzar el rostro.

—Estás muy guapa —me susurra mientras me abraza.

«Oh Dios, oh Dios, Trent está desnudo, me está abrazando desnudo... ». Me altero y no tengo más remedio que hundir mi cara en su torso. Inhalo su aroma a limpio y a él, como a chocolate.

En mi pervertida imaginación:

—Te he echado de menos Tyl —me dice mirándome a los ojos mientras me acaricia las mejillas sonrojadas—. Y me moría de ganas por hacer esto... —Y me besa fervientemente, con pasión desatada.

Yo comienzo a acariciar su perfecto cuerpo, Trent me alza por las caderas y pega su cuerpo al mío.

—Yo también, mucho... —digo en un susurro. Trent vuelve a besarme con fervor y me lleva hasta su habitación para hacerme el amor.

De vuelta a la realidad:

Lo abrazo intentando parecer normal y nada colada por él. Intentando borrar la historia que me acabo de montar yo solita en mi mente ¡Por el amor de Dios, tengo novio! No puedo ir por ahí fantaseando con mi mejor amigo.

Si alguien pudiera leer mi mente...

—Te late muy rápido el corazón —comenta Trent trayéndome de vuelta—. ¿Estás bien? —Se separa un poco pero sin soltarme del todo y, después une nuestras frentes, pensaba que me iba a besar así que he cerrado los ojos como una idiota.—. No tienes fiebre, aunque tus mejillas parecen que las has rebozado en pintura roja —bromea dándome un beso en la mejilla, su aliento acaricia mis labios y todo mi cuerpo pide que se incline y me bese.

—E...estoy bien, es que aquí hace mucho calor... —suspiro.

—¿Te la provoco yo esa calor Tyl? —En su rostro se dibuja esa sonrisa de medio lado que marca sus preciosos hoyuelos y yo ahogo un gemido. Voy a morir aquí mismo por combustión espontánea.

¿Es esto una de mis fantasías? ¿Que se supone que tengo que responder a eso? Trent me da un beso en la punta de la nariz y después se ríe separándose de mí, casi pierdo el equilibrio al dejar de sentir sus firmes manos alrededor de mis caderas.

—Que fácil es tomarte el pelo osito. Bajo en seguida —dice Trent dándose la vuelta para ir a su cuarto.

Cuando la puerta de su habitación se cierra y estoy sola, empiezo a respirar ¿Qué ha sido eso? ¿De verdad solo me estaba tomando el pelo? Porque en sus ojos... en esos ojos castaños he visto deseo, pero eso no puede ser ¿no? Seguro que solo es cosa mía.

El día que nos enamoramosWhere stories live. Discover now