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Sí, se podía vivir con el corazón roto, pero cuanto dolía.

Sollozó mientras terminaba una de las paredes de su cabaña, porque él realmente había aceptado muy fácil dejarla e irse. No lo había dudado ni un poco, porque apenas el sol había comenzado a salir, tomó sus pertenencias y se fue sin mirar atrás.

Lo único que le había dicho antes de irse, había sido que se quedara con los suministros y animales que él había ganado de BlackRocks, porque él no los quería, y ella los necesitaría además.

Según él, esa era la forma patética de compensar el haberle roto el corazón.

Se sentó un momento en el suelo, al sentir que no podía respirar, y se abrazó las piernas, rompiendo a llorar con todas sus fuerzas. ¿Cómo se podía ser tan cruel? ¿Cómo había podido dejarla sin más?

¿No sentía el dolor que eso le estaba causando a ella? ¿No le dolía el pecho como a ella? ¿No sentía su tristeza? ¿Su angustia?

Ella lo quería mucho de verdad, le gustaba de verdad, Kaelan había... Había llamado su atención desde el primer momento en que lo había visto.

Pero él era tan frío como atractivo.

Su corazón comenzó a doler horrible, y se acostó en el suelo, sollozando... Aún sabiendo que él la hería, lo necesitaba en ese momento, porque necesitaba a su compañero.

🌗🌗🌗

—Kaelan —pronunció sorprendido Biel de verlo allí.

—Regresé —sonrió levemente.

—¿Pero qué haces aquí? ¿Y tu mujer? —pronunció confundido, al no ver a Brenda con él, ni acercarse más atrás.

—Decidimos tomarnos un tiempo para pensar que queríamos realmente. Nosotros actuamos sin pensar cuando nos unimos, y no sabemos aún que es lo que queremos. Así que, ella se quedó en la tierra de los Woods, y yo decidí volver aquí, con mi familia.

—Ay hermano —sonrió abrazándolo—. Espero recapacites con esto, y te des cuenta que es una locura lo que hiciste.

—Sí, lo sé —murmuró, abrazándolo con su brazo sano.

Tenía aquel dolor agudo en el pecho, pero podía soportarlo, sabía que con el pasar de las semanas, se haría menor.

🌗🌗🌗

Había terminado con las paredes de la cabaña, y ahora sólo le quedaba el techo, pero había preferido dejarlo para el día siguiente, y entrar todas las cosas primero.

El techo le llevaría más tiempo poder armarlo, ya que estaba sola y debía subir y bajar varias veces... Pero sabía que podía.

Había alimentado a las gallinas y cabras, y ahora finalmente estaba preparando la primera comida que ingeriría del día. Tenía que comer, aunque no tuviese hambre ni ganas de nada.

Se sentía tan deprimida en ese momento, que lo único que quería era dormir.

Probó un poco de la carne, y no hizo más que tragarla, que las arcadas le llegaron rápidamente. Se cubrió la boca, tomándose del estómago con las náuseas cada vez más fuertes, y se puso de pie, para salir de la cabaña y vomitar fuera.

—D-Dios —se estremeció sintiéndose mareada, sentándose en el suelo—. No puede ser ahora esto —murmuró cubriéndose los ojos.

"—Kanelita, yo... Creo que hay algo importante que me gustaría contarte —sonrió.

—¿Qué cosa? —le inquirió mirando el techo.

Había pasado una semana, y era la última noche que estaría en casa de su padre. Al día siguiente, a primera hora, se iría a su nuevo hogar.

—Pero creo que mejor lo haré cuando terminemos nuestra cabaña —sonrió abrazándose a él, antes de darle suaves besos por el cuello—. Aunque puedo adelantarte que es una bonita sorpresa.

—Está bien —murmuró.

—Amor, abrázame ¿Sí?

La abrazó y Brenda apoyó su cabeza en el pecho de él, tomándolo de la mano que no sentía, entrelazando sus dedos.

—No te sientas triste por lo de tu brazo, Kanelita, verás que lo recuperarás. Y si seguimos haciendo juntos los ejercicios que te dió el médico, más rápido será. Confía en mí, todo estará bien, amor. Y yo siempre voy a estar contigo, moviendo tus deditos —sonrió, acariciándole los dedos—. Hasta que finalmente vuelvas a sentir."

Sus ojos se cubrieron de lágrimas, mirando el cielo estrellado. Sí, ella siempre iba a estar para él, ¿Pero él para ella?

Y si lo pensaba, había sido una maldita estúpida. ¿Cuando Kaelan había tenido una muestra de afecto con ella? Nunca, la única que lo abrazaba, besaba y le decía cuánto le gustaba, era ella nomás.

Él nomás correspondía a los besos y abrazos cuando ella lo hacía primero. Y... Tampoco nunca le había dicho que la quería, o que era bonita.

Sus labios temblaron, y un gemido lastimero se escapó de sus labios, comenzando a sollozar.

Lake tenía razón, ella no tendría que haberse acercado a él.

Y al pensar en su hermano, se quebró en llanto. Si Lake estuviese vivo, lo habría ido a buscar, para que la ayudara, para no sentirse y estar tan sola como en ese momento.

🌗🌗🌗

Salió de la cama, al sentir que se asfixiaría por el dolor que sentía en el pecho, y decidió salir de la cabaña, para poder respirar un poco de aire fresco de la noche.

En estos momentos, odiaba más que nunca la unión que tenía con Brenda, porque no podía sacarse la angustia y el dolor del pecho. Y sabía que no eran sus sentimientos, eran los de ella.

Gruñó frustrado, y fue hasta uno de los árboles, sentándose allí abajo, apoyando su espalda contra el tronco, cerrando los ojos.

Debía buscar la forma de romper con el lazo, él no quería sentir el dolor de ella.

...

BrendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora