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—Me duele todo —suspiró, caminando con cuidado por la habitación.

—Es entendible, amor, tuviste una cesárea hace tras días —sonrió Blake, cargando a Dana en brazos, que se había dormido.

—Creo que no vamos a tener más hijos, no quiero volver a pasar por lo mismo —gruñó, tomándose de una silla, cuando sintió una punzada en el vientre.

—Está bien, con estas dos preciosuras tendremos más que suficiente —pronunció en un tono suave, acariciando suavemente el cabello castaño de la niña.

—Quiero tomar un baño ¿Me ayudas?

—Claro que sí, déjame acostar a Danita con Amy y te ayudo —sonrió.

Verlo tan cariñoso con ambas bebés, le daba tranquilidad. Él había sido sincero, amaba a las dos, independiente de que Dana fuera igual a Kaelan.

—¿Quieres que lleve una silla al baño?

—No, la doctora dijo que debo caminar —suspiró, sosteniéndose de él, para caminar lentamente hasta el baño.

—De acuerdo, pero después de esto irás a la cama un rato.

—Te juro, es lo único que quiero... Mi mamá después de parir estaba fenomenal, yo me siento una inútil total. Si no estuvieras tú ayudándome con las niñas, no sé que haría.

—Tuviste una cesárea, Brenda, no es lo mismo que un parto natural. Además, transicionaste durante el parto, es por eso que te sientes tan cansada también.

—Sí, creo que es eso. De todos modos ya les advertí a mis familiares que hasta que las bebés no tengan mínimo una semana, no quiero a nadie aquí.

—De acuerdo —sonrió divertido, abriendo el grifo de la ducha para entibiar el agua—. Yo les pediré luego que vayan hasta el territorio de mi papá a avisarles que las niñas nacieron. Estoy seguro que Natalie querrá venir a conocerlas.

—Cuando tengan más de una semana.

—Sí, mi amor —sonrió dándole un beso en la frente—. O un mes mejor ¿Qué te parece?

—Sí, me parece perfecto.

Rio bajo y la besó suavemente. Brenda estaba de muy mal humor esos últimos días, y no sabía si se debía a los dolores, el cansancio, o una suma de todo. Pero a excepción de él, no quería ver a nadie más.

Ni a su madre en el hospital había querido recibir. Sus padres y hermanos habían conocido a las bebés a través del vidrio de la habitación, y gracias a Blake que las acercó para que las vieran.

Y era entendible, porque algunas hembras se ponían muy celosas de sus cachorros, y al parecer ella estaba atravesando aquello.

🌗🌗🌗

—¿Cómo está mi hermana? ¿Y las niñas?

—Ellas están muy bien, durmiendo ahora las tres —sonrió Blake—. Brenda tomó un baño, y luego de comer algo, se acostó con las niñas. Ella aún está muy adolorida por la cesárea.

—¿Y sigue con ese humor de mierda?

—Sí, creo que está haciendo un esfuerzo enorme por no gruñirme y echarme a mi también —sonrió divertido.

—Sabíamos que iba a ser así, cuando era niña era muy territorial con sus cosas también.

—¿Les podría pedir un favor? Brenda aún no puede quedarse sola con las bebés, y no quiere que nadie más la ayude. ¿Podría ir alguien hasta Coldrivers a avisarle a mi familia?

—¡Sí! Puedo ir yo si quieres —se ofreció el primo de Brenda, que se había mantenido en silencio hasta entonces.

Blake observó inseguro a Nate.

—¿Mm, seguro? No creo que tu mamá te dije ir, Nate. Coldrivers está a un día y medio de aquí.

—Pero no soy un niño, puedo ir.

—Nop, eres joven aún para atravesar sólo el bosque. Iré yo a avisarles a tu familia, no te preocupes —sonrió uno de los hermanos mayores de Brenda.

—Muchas gracias. Podrías llevar mi moto si quieres, de ese modo llegarías en mitad de tiempo —le propuso.

El muchacho observó pensativo la moto estilo enduro de Blake, antes de asentir con la cabeza.

—De acuerdo, pero saldré mañana en la mañana para llegar a la noche, porque si salgo ahora, llegaré de madrugada.

—No hay problema en eso, muchas gracias —sonrió suavemente—. Eso sí, aclárales por favor que Brenda no quiere que las bebés reciban visitas hasta que no tengan un mes.

—Mi hermana es una exagerada —pronunció rodando los ojos—. Mi mamá paría en medio de la sala, con todos nosotros ahí, incluídas tías y abuelas, y nunca les pasó nada a los cachorros.

—Sí, pero ella quiere mantener a las niñas protegidas, y es mejor no llevarle la contra —sonrió incómodo.

—No, obvio, si ya anda de histérica ahora, es mejor darle razón en todo.

Blake rio bajo, y luego de darle un par más de indicaciones, regresó a su hogar.

—¿Puedo ir contigo?

—Niño ¿Para qué demonios quieres ir tú a Coldriver? —le inquirió con fastidio.

—No conozco muchos lugares, y me gustaría conocer un poco más del bosque.

—Coldrivers no tiene nada de interesante, son puros árboles nomás.

—No importa, me servirá igual para conocer más nuestro bosque. Además, quiero cambiar de aires.

—De acuerdo —gruñó—. Pero primero pregúntale a tu madre si te deja ir. Si te dice que sí, mañana temprano paso a buscarte.

—¡Gracias, primo! —sonrió emocionado, antes de ir corriendo hasta su casa.

Volvería a ver a Cala.

...

BrendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora