¿cómo ser un caballero?✧

número tres.

El casillero de Thea estaba que no cabía ni un mosquito, el trabajo que le costó adentrar sus útiles allí la hizo recordar que debía limpiarlo y deshacerse de todas las cosas innecesarias que tenia allí. En pocas palabras los diez mil suéteres y chaquetas.

El rubio llegó a su lado y recostó un costado de su cuerpo en el casillero que estaba junto al de Thea, provocando un estruendoso ruido que la asustó.

— ¿Estas lista? — preguntó.

— Ya casi — preguntó mientras tomaba su cuaderno de química, el maestro Finnegan había dejado una tarea un poco larga para mañana a tercera hora.

Luego de guardar su cuaderno en su mochila, cerró su casillero y le dio una mirada a Justin indicandole que podían irse.

Justin se incorporó y caminó hacía el parqueo del recinto escolar mientras Thea lo seguía por detrás.

Justin se sentó en el asiento de conductor de su vehículo y esperó que Thea hiciera lo mismo pero en el asiento de al lado. Al ver que Thea ni se inmutó fruncio el ceño y bajó el cristal del auto para que Thea lo pudiera escuchar.

— ¿Qué esperas? — preguntó.

— Lo que hiciste fue grosero, debes abrirme la puerta — contestó en su usual tono de voz dulce.

Justin suspiro y se desmontó del vehículo mientras pensanba en el lindo rostro de Hailey para recordar el por qué quiso hacer esto en un principio y no arrepentirse.

Le abrió la puerta a Thea y ésta mostró una pequeña sonrisa agradecida. Luego de asegurarse de que Thea estaba adentro del vehículo rodeó el auto y se sento en el asiento de conductor.

— No me molestó el hecho de que no me abrieras la puerta, pero como Hailey es tan tradicional pensé que eso es lo que ella hubiera querido — comentó Thea mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

— No te preocupes por ello — dijo Justin sin tomarle importancia alguna.

— Así que .. ¿A dónde vamos? — preguntó Thea mientras miraba a su alrededor, tratando de averiguar hacía donde iban.

— ¿Lo correcto es que te lleve a dónde quiero ir o que te pregunte que te gustaría? — preguntó Justin confundido.

— Supongo que a Hailey le gustaría que la lleves hacía donde quisieras. Pero, a mí me gustaría que el hombre tomara la decisión, supongo que si sale conmigo me conoce lo suficiente como para saber que me gusta.

Justin la miró por unos segundos mientras que por la comisura de sus labios se asomaba una pequeña sonrisa.

Luego de unos minutos conduciendo Justin aparcó el auto frente a un pequeño parque que tenía un lindo lago repleto de patos.

Justin tomó de la mano a Thea y la guió hacía el lago, en el cual había un pequeño muelle, donde ambos se sentaron a la orilla de éste.