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Luego de tomarme toda la tarde para destinar un espacio para el monstruo, me decidí por utilizar uno de los cuartos de arriba y no fue fácil, cuando compre la casa, la compre con toda su basura y nunca me di ni el más mínimo tiempo en limpiar. Estaba deprimida, asustada y mis ganas de hacer algo disminuían, entonces empecé a notar que el abdomen me crecía. Eso solo lo empeoro.

—Hola se comunica con servicio de mudanzas, en este momento no podemos atenderle, vuelva a intentarlo mañana de 9 hs a 14 hs, gracias. —pésimo servicio, esperaba sacar todo ahora, pero al parecer no trabajan en el horario de la tarde. El timbre de la casa suena, me encamino hacia la puerta y en cuanto abro, los ojos alegres de Jules iluminan mi rostro.

—Vengo para tomar él te —sonríe y asiento, me hago a un lado —mi hermana vendrá en un momento, hizo una tarta de chocolate, le comenté que a tu bebe le gustaba mucho y se tomo el tiempo para hacer —cierro la puerta detrás de mi y por conciencia nos dirigimos a la cocina —¿Tienes café?

—No, solo te, pero Mark vino hace un tiempo con un frasco —me acerco a rebuscar en algunos de los estantes y obtengo lo que le pertenece —aun tiene café, tiene suerte que no lo haya tirado

—Eso que dices es pecado —acusa —antes que nada... —le miro —mi hermana puede parecer un poco rara

—¿Mas que tú?

—Haha si, que graciosa —sonrió —no tiene amigos y como te dije, llego hace poco y espero que se quede para siempre, pero de verdad, solo no quiero que se sienta incomoda

—Bueno, la única persona que se puede sentir incomodidad soy yo y eso porque tengo como tres kilos de más —señalo el tercio maligno, el monstruo me patea —¡Auch!

—Si, sabe defenderse —muerdo mi labio intentando ocultar el dolor —¿Frutilla, canela o manzanilla?

—Frutilla, el de canela lo he vomitado —el timbre suena, respiro profundamente —debe ser tu hermana —asiente y me encamino por el angosto pasillo, cuando compre este lugar se veía mucho más grande. Realmente busque un departamento más en la ciudad, pero el dinero del alquiler era demasiado elevado y prefería más gastar una parte del dinero en un hogar permanente. Ahora tengo que debatirme en que gastaré el resto. El dinero que me dio Enoc no me servirá para vivir y mantener una criatura para siempre.

¡Mira, es un avance, no le dije monstruo!

Me sostengo del borde la escalera.

—Monstruo ahora no empieces.

Dos pasos más y llego a la puerta de entrada, en cuanto abro mis ojos se conectan con el chocolate, con el aroma tan encendido de algo rico y subiendo un poco más, los ojos verdes de quien me obligo a cambiar toda mi vida.

—Wanda —nombro entre dientes, aferrándome con fuerza a la idea de no abalanzarme y asesinarla. El pastel que lleva en sus manos se desliza de esta, Jules no tarda en aparecer y abre los ojos como si lo que su hermana ha hecho fuera un crimen.

—¡Wanda! —nombra en reto, mirando los cristales y Wanda no puede reaccionar, está petrificada como si yo hubiera sido quien arruinara su vida. No puedo correr y escapar porque tengo algo que me impide hacerlo y lo nota no puede quitar sus ojos de mi abdomen.

—Estas embarazada... —susurra

—Jules, déjalo, lo levanto en un momento

—¿Qué? No, no puedes agacharte

—Estás...

—Embarazada, si Wanda, todo el mundo lo ve —Jules eleva su mirada del suelo y nos mira confundidas

ImpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora