↠Parte Dos↞

854 93 65
                                    

Se suponía que sería perfecto, de hecho, Im Nayeon estaba muy segura que era la envidia de más de un alfa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se suponía que sería perfecto, de hecho, Im Nayeon estaba muy segura que era la envidia de más de un alfa.

Su omega era perfecta. ¿En qué se basaba cuando creía aquello? Rayos, podría pasar horas enumerando sus muchas cualidades y encantos. Pero aún con toda la fortuna de tenerla y de que durmiera en su cama cada noche, no le era suficiente. La deseaba como la primera vez, cuando aún transitaban esa "temporada de cortejo", y soñaba con ella tan solo después de unos pocos besos tímidos y de sentir la suave muestra de su piel que le regalaban unas cuantas caricias de sus delicadas manos. Casi un año había luchado para ganarse la confianza de su omega, ella era verdaderamente lista y nada parecía haber cambiado desde entonces.

Su esposa, Yoo Jeongyeon, dos años menor que ella y una mente brillante, muy a su parecer, era una criatura sumamente simpática cuando estaba en confianza, tímida, dulce, amable y honesta, había mucho en ella que simplemente la hacía sentir tan complementada y a gusto, como ninguna otra le había provocado, jamás.

Por eso le había pedido que se case con ella, y el hecho de que su loba había enloquecida de solo percibir su dulce, elegante y sofisticado aroma a arándanos frescos lo hizo más interesante.

Ya habían pasado siete horas desde que la había dejado esa mañana. Un beso intenso, una omega agitada y ruborizada, fantaseando con enviar al demonio las obligaciones laborales y esa maldita erección que se sentía cada vez peor al recordar el aroma de sus bragas húmedas, las cuales tuvo que cambiar.

El resto del día, Nayeon había imaginado la idea de que ella la deseara de camino a la oficina, ¿acaso también la extrañaría tanto como ella? Todo aquello y una loba que no la dejaba estarse en paz, eran una interminable tortura, a la cual debía ponerle un fin.

Asique que lo decidió y ya estaba lista para el 'No' número once. Esta vez estaba segura de que iría por él pues, Jeongyeon era muy rigurosa con las pautas y normativas de trabajo de la empresa y estaba muy segura que se ganaría una patada en el trasero por intentar entretenerla, pero no perdía nada con intentarlo. Su loba dió un salto al inverso de solo imaginar que estaban cerca de allí.

La imaginación de esa mujer era muy sucia, traía fantaseando con la idea de llegar a su oficina y encontrar a su omega masturbándose con su recuerdo, sus suaves dedos acariciándose como ella lo hacía y temblando bajo su efecto. En otras, había estado imaginando en cual de todos los muebles sería más cómodo tomar su precioso cuerpo y sentirla vibrar entre sus brazos. Aquello no era bueno para su salud mental.

La oficina del difundo Yoo era bastante amplia, las paredes que daban a la ciudad eran de cristal, quitando las que daban al interior del edifico, e imaginar que algún curioso estuviera prestando su jodida atención en el preciso instante en el que se sumergía profundamente en su interior y pudiese sorprenderlas, le prendía más. 

𝑹𝒆𝒘𝒊𝒏𝒅↞[2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora