6 - La Situación del Terreno

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      —¿Lista? —Steve miró a su hija. Acababan de llegar a la finca Decker para empezar con el proyecto.

      —Tan lista como podría estarlo.

Andi salió de la cabina de la furgoneta. Su madre, siguiendo el consejo de En Ming, les había hecho beber una especie de infusión de hierbas chinas, y les había advertido que no aceptaran comida ni bebida.

Steve y Andi miraron la mansión, luego se miraron el uno al otro.

      —¿En serio? —preguntó Andi a su padre.

Los dos recorrieron con la mirada las paredes exteriores; al menos un cuarto de la hiedra que  la cubría había desaparecido.

      —¿Ha empezado Jeff con el proyecto antes o algo? —preguntó Andi.

      —No, Jeff y su equipo de jardinería no estarán aquí hasta mañana como muy temprano. Tal vez el personal comenzó por nosotros, quién sabe —dijo Steve.

Una vez más, se dirigieron a la entrada Este. Frank Whitaker estaba en la puerta, esperándolos. Parecía cansado, incluso más viejo, pero su sonrisa era amplia y cálida.

      —Estamos todos muy emocionados de que empiecen hoy. Pasen, quiero presentarles a Stewart Bromley, es el jardinero y encargado de mantenimiento.

Frank los guió por un conjunto diferente de pasillos y puertas, y el trío se encontró en un hermoso invernadero que daba a los vastos terrenos de la finca.

      —Wow —murmuró Andi—. ¡Qué vistas!

No estaba equivocada. La finca se extendía hacia las lejanas cumbres del Este y se expandía hacia el Oeste hasta llegar a un lago.

      —Solía estar mejor —dijo una voz ronca—. Stewart Bromley, a sus órdenes.

Andi y Steve estrecharon la mano del encargado de mantenimiento.

      —Bueno, Stewart, dinos por dónde prefieres que empecemos —dijo Steve mostrando un conjunto de planos enrollados—. Tenemos algunas ideas, pero tú conoces mejor este lugar que nosotros. ¿O tal vez deberíamos avanzar con la limpieza y luego hablar sobre lo que sigue? Tú decides.

      —Empezar limpiando suena bien —rascó su cabeza Stewart—. No hemos tenido... demasiado éxito en nuestros intentos de limpieza, ¡pero la esperanza nunca muere!"

      —Parece que ya han hecho un buen trabajo con la enredadera de la entrada, ¡creo que van por buen camino! —sonrió Steve.

      —Sí, bueno, veremos si se mantiene —dijo Stewart de forma enigmática—. Por cierto, señorita Zhao...

      —Llámame Andi —dijo esta.

Stewart sonrió.

      —De acuerdo... Andi, la señora Decker quisiera verte en el comedor. Mientras tanto, puedo ir enseñándole el lugar a tu padre.

Steve asintió.

      —Andi, recuerda lo que acordamos, ¿si? Yo me encargaré de esto.

      —Claro, papá.

Andi se dirigió hacia la puerta y Frank Whitaker la abrió.

      —Déjame llevarte al comedor.

Los dos caminaron en silencio hasta que cruzaron el vestíbulo de entrada.

      —Wow, nunca había visto un reloj de arena tan grande —exclamó Andi.

En el centro del vestíbulo había un reloj de arena con esta fluyendo constantemente desde el bulbo superior hacia el inferior. Tenía al menos seis metros de altura.

El secreto de Decker©️Where stories live. Discover now