CAPÍTULO 1

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Encontrarse sola en medio de una calle oscura y lloviendo después de haber roto con tu pareja, no suena nada bien.

Ryan Glynn y yo llevamos saliendo casi dos años, en el instituto éramos la pareja perfecta. Él es el tipo de chicos que acostumbro a desear; fuerte, de pelo rubio oscuro muy brillante y unos ojos que te incitan a pecar, de color verde claro. Así es Ryan, el típico chico que te hace babear y te vuelve loca.

A pocos meses de la graduación, asistimos a una fiesta, y como es obvio todos mis compañeros se encontraban, hasta esos que jamás imaginaste ver en una fiesta. Allí estaba ella, Kathy Wilder, parada en una esquina como siempre coqueteando con todo aquel que le regale una sonrisita. Ryan y yo cruzamos la puerta y saludamos a un grupo de amigos

–Hola, que bueno veros por aquí– saludó Jaxon, el mejor amigo de Ryan.

Él es básicamente un capullo, solo está para pasar momentos de locura apasionada con chicas diferentes cada noche, no quiere saber nada de relaciones serias.

Llevábamos un rato bailando y bebiendo cuando, oh no, ahí viene la experta en destruir relaciones, y viene directo hacia Ryan. Veo como él le dedica una sonrisa pícara y entonces lo tomo de la mano

–Ya vas a empezar a coquetear sin importarte que yo esté a tu lado– le digo con un tono bastante molesto, más de lo que me esperaba, por lo que él me fulmina con la mirada.

–Si vas a empezar con tus estúpidos celos de niña, mejor te largas y lo dejamos aquí– dijo él rompiendo mi corazón, y rompiendo conmigo.

Mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas y antes de derramar alguna, sin penarlo salí corriendo, dejando atrás a aquel chico insensible.

Estaba caminando en medio de la noche, sola sin saber qué hacer. Sentí como corrían por mis mejillas las lágrimas que tanto contuve para no llorar frente al imbécil de Ryan, y estas me impedían ver bien, sin darme cuenta, choco con alguien.

–Ups, disculpa... – pero el solo miró de reojo y siguió caminando.

Miro hacia el cielo y veo que se comienzan a formar nubes de tormenta o al menos eso parecía. Decido apretar el paso, y cada vez sentía más fuerte la extraña sensación de que alguien me estuviese siguiendo, lo cual hizo que me apurase más.

Ha comenzado a llover, y para resaltar aún más mi mala suerte miro hacia detrás y veo algo que se asoma en uno de los callejones, sin siquiera pensarlo salgo corriendo y esa cosa extraña comienza a perseguirme. De pronto siento que alguien me agarra de la mano y me atrae hacia un oscuro callejón, intento soltarme de su agarre, pero me tapa la boca con una de sus manos y me atrae hacia él, pegando mi espalda contra su pecho, ni siquiera me moví, no sé si era por los nervios o por el miedo que sentía en ese momento, mi corazón se aceleró y oí como eso que me estaba persiguiendo se alejaba.

Siento la cálida respiración de este extraño, no tan agitada como la mía, sobre mi cuello y no pude evitar estremecerme. Sin apartar su suave mano de mi boca me voltea, quedando su cara muy cerca de la mía. Tenía un hermoso brillo en su mirada, y los ojos de un color azul muy intenso, nuestras respiraciones se mezclaron y el abrió sus perfectos labios para decir en un susurro
–Confía... en mí– sentí su fresco aliento en mi cuello, pero esa agradable sensación, fue sustituida por una de dolor.
Se me fue haciendo cada vez más difícil respirar y mis ojos poco a poco se cerraron...

****

Me despierto por la fría brisa rosando mi cara, siento un extraño dolor, me toco, pero no siento nada raro. No recuerdo por qué estaba ahí en medio de un callejón, solo sé que había roto con Ryan y había salido huyendo de la fiesta, pero no recuerdo como llegué a este sitio, tal vez bebí más de la cuenta. Me levanto y me dirijo a casa.

–Donde has estado– pregunta mi madre en cuanto entro a la casa.

–Estaba con unas amigas– es lo único que se me ocurre decir.

Para evitar el interrogatorio, me dirijo hacia mi cuarto. Me siento sobre la cama mirando hacia el armario, pensando en que ponerme. Me paro delante del espejo, inconscientemente llevo una de mis manos hacia mi cuello y en el mismo instante que esta lo roso, una serie de imágenes se formaron en mi mente.

Quién sería ese chico, al que... *–Confía en mí–*... ¡Dios! Me ha mordido el cuello pero... no tengo marca alguna.

Qué extraña es toda esta situación, es como si todo fuese producto de mi imaginación, pero se sentía tan real. A mi mente vino la imagen de ese chico, y el azul tan intenso de sus ojos cuando me miró fijamente. Era tan misterioso, y sigo sintiendo la sensación de que me mordió el cuello.






*Nota: soy nueva en esto de escribir y puede que tenga algunos errores por lo que espero que me entiendan...
☺☺☺

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