1. Mate

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Valentino observaba desde su lugar. Su padre sostenía su mano con suma delicadeza, a veces jugaba con sus deditos como si intentara mantener la calma. Su semblante serio pasaba desapercibido por los dos mayores que tímidamente intentaban hilar una conversación. Era inútil. Todas las salidas del colegio eran más de lo mismo; "¿cómo está?", "¿qué tal el día?" y entre torpes preguntas y sonrisas nerviosas se escondían miradas cargadas con sublime ternura. ¿Es que acaso no lo notaban? Era frustrante, ¡claro que lo era! Hasta él con tan sólo siete años podía notar como el rostro de su papá se iluminaba en tanto lograba sacarle una risita al coreano. ¿Todos los adultos eran así de lentos?

ㅡSólo deberían salir.ㅡ Interrumpió desesperado por lidiar con ese ambiente cargado de anhelo. Sus ojitos marrones clamaban por un pequeño avance, sin embargo todo lo que recibió fue un suave mimo en su cabello acompañado de la cálida sonrisa de su maestro.

ㅡCreo que alguien quiere volver a casa. Perdón Valen, debes estar cansado.ㅡ Uh, no. No se estaba refiriendo a eso.

Su padre le alzó con cuidado.ㅡ Entonces nos vemos mañana. Saludá al profe, Valen.ㅡ Agitó su mano indicando la despedida pero algo en su interior se removió con disconformidad, no era bueno sentir estrés a su corta edad.

Una vez en el auto el humor le cambió, al final era solo un niño que tenía otras prioridades como contarle a su padre lo bien que se había portado o lo que había aprendido en inglés. Cristian escuchaba con atención cada palabra, su pequeño se había vuelto muy charlatán.

ㅡ¡Y el profe Son nos prometió comida coreana!ㅡ La emoción con la que relataba su día llenaba el corazón del mayor de abundancia. Ahí en esa flamante alegría habitaba todo su ser, Valentino era girasoles sonriéndole a su sol abandonado.

ㅡHablando del profe, perdón si me quedé mucho tiempo. Tenes que decirme cuando quieras volver a casa, lo voy a entender.ㅡ Aclaró Cristian con calma, el niño desvió su mirada hacia la ventana pensativo, buscando las palabras correctas.

ㅡTe ves feliz con él.

¿Feliz? Era más complejo que eso. No sabe exactamente cómo pasó pero sí recuerda aquel primer día de escuela; Valen estaba entusiasmado por conocer a su nuevo maestro y no dejaba de sonreír, estaban sentados en la primer fila de mesas junto con los demás padres cuando se hizo presente un joven alto vistiendo un blanco guardapolvo, con nerviosismo se posicionó en el centro del aula y dijo:

ㅡBuenos días, mi nombre es Heungmin Son. Seré el maestro de este segundo grado, es un placer conocerlos.ㅡ Una reverencia y una sonrisa fueron suficientes para quedar hipnotizado. Pasó mesa por mesa para saludar a los más pequeños y el acto de seguir con la mirada cada uno de sus movimientos era involuntario.

Cuando lo tuvo enfrente no podía creer el pensamiento fugaz que corría por su cabeza. Era... lindo.

ㅡ¡Soy Valentino! Valentino Romero.ㅡ Los ojos de su hijo desprendían estrellas, Cristian se tuvo que contener para no fallecer de ternura.

ㅡHola Valen.ㅡ Se agachó a la altura del menor.ㅡPodes decirme profe Son o Sonny, entiendo que mi nombre sea algo difícil de pronunciar. Vamos a llevarnos bien ¿no? ㅡ El profesor acercó su palma y chocaron los cinco.

Cuando Heungmin volvió la vista hacia él la batalla estaba perdida, había quedado atrapado en la dulce mirada de esas lunas menguantes.

Con un deje de nerviosismo recorriendo su columna estiró su mano hasta el coreano.ㅡ Soy Cristian Romero, el papá de Valen.ㅡ Intentó sonreír pero en cuanto su mano fue estrechada quedó paralizado ante el toque. Era electricidad pura calando hasta sus huesos.

Cupido usa crayónes • CutisonМесто, где живут истории. Откройте их для себя