CAPITULO 5

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-Basta... - me dice ahora, con una bonita sonrisa en los labios, al notar que empiezo a romper los límites. Mi lengua esta vez, ha tocado la suya, y no ha hecho más que calentarme. - Lauren... - me dice una vez más y coloca sus pequeñas manos sobre mi pecho, separándome.

-Eres cruel. - le digo. Y lo pienso realmente así.

-Te lo mereces. - me sonríe. Lo hago también, y me atrevo a acercarme a sus labios una vez más para continuar con lo mío. Pero vuelve a separarme con sus manos. - Ey. - me dice esta vez enarcando una ceja. Blanqueo los ojos y desvío la mirada. - ¿puedes explicarme que ha sido eso de tus celos con Travis?

Me rio fuertemente. Más de lo normal. Exagerando de una manera sarcástica. Camila frunce el ceño sin entender nada.

-¿Yo? ¿celosa por Travis? ¿me has visto? - levanto las palmas y a la vez los hombros. Camila blanquea los ojos y cruza los brazos.

-Creída.

-Digo la verdad nena. - coloco mis brazos sobre los filos del sofá, Apoyándome en ellos, muy relajado.

-Vale... ¿entonces por qué todo ese reclamo?

-Ha sido porque no me gusta verte coquetear con otro.

-No estaba coqueteando.

-Lo hacías.

-Que no, Lauren.

-Que sí, gatita.

Suspira y acomoda su cabeza sobre mi pecho. De nuevo. Juntas. Tal vez está escuchando los latidos fuertes de mi corazón por su culpa misma. La noto sonreír, y empiezo a estremecerme, a la misma vez que empiezo a ponerme nerviosa. Es la sensación más rara. Amo tenerla cerca, pero de la misma manera, solo hace que me coloque más tensa.

-A veces no entiendo a las mujeres... - susurro despacio. Mientras mis dedos se deslizan perdiéndose en su cabello. Su olor llega a mis narices. Joder. Me gusta muchísimo.

-¿Por qué? - susurra de la misma manera.

-Siempre dicen amar a las personas celosas, pero cuando lo somos, nos odian.

-Pues no sé quién te haya dicho eso...

-¿Las mujeres?

Mi mira y enarca una ceja. Creo que ha entendido mis palabras de otra manera.

-Vaya. Genial. Pues depende de con quién hayas estado.

-He estado con varias... - sonrío. A Camila parece caerle realmente mal mis comentarios.

-Genial. - repite.

-¿Estás celosa?

-No soy como tú.

-Vale.

-Pero eres muy tonta.

-¿Estás celosa? - repito una vez más, esta vez con una sonrisa más amplia en mis labios. Ella me mira. Me provoca comerle la boca en ese instante. Como casi siempre. - porque si es así, a mí me encantan las mujeres celosas. - acomodo el cabello tras su oreja y dejo su cuello en bandeja para mí. Mis labios se pasan lentamente, besándoselo con prudencia. Debo ser fuerte. Suavemente, aprieto con delicadeza mis manos sobre su cintura. Camila baja la cabeza y sonríe por lo bajo. Y una vez más sucede. Me encuentro de nuevo con la antigua Camila. Esa que me vuelve loca con una simple mirada. Que me pone muchísimo. Me doy cuenta, una vez más, de que lo nuestro es totalmente loco. Que somos tan diferentes, pero tan iguales en el fondo. Que lo nuestro debería ser ilegal. Ilegal como una regla, que siempre hay alguien que quiere romper. En este caso, nosotros hemos roto las expectativas.

-Basta de celos ¿vale? - me dice de pronto.

-¿Te lo dices a ti misma?

-A ti también tonta.

-Pero yo...

Me mira. Vale. Asiento. Ha ganado. También me he puesto un poco celosa. No tanto como dice ella, pero sí lo suficiente.

-¿A dónde te gustaría huir? - le pregunto al notar que se acomoda sobre mis piernas.

-A donde tú quieras. - rodea mi rostro con sus manos y me besa los labios suavemente. Tan pequeño, que hace que mi cuerpo entero se erice.

-Al cielo... - le digo. Ella me sonríe. Pero yo lo pienso de otra manera.

Conozco varias formas de llevarte al cielo, gatita. Muchas. Solo debes elegir una, y estarás ahí.

Si quisieras, ahora mismo...

-Solo quiero... - suspira. - solo quiero estar contigo. - me mira a los ojos. Le entiendo. Siente lo mismo que yo. Solo quiere escaparse de la vida. Y lo único que puedo agradecer es que sea conmigo. - no importa lo que pase, solo quiero que estemos las dos... - me acerco a ella y le interrumpo besándole la boca. Ella me corresponde. Esos segundos, se convierten en los más importantes ahora. - y que sea para siempre.

-Lo será. - le digo. - prometo... - me quedo callada. Tengo las palabras en la boca, pero como siempre, me cuesta decírselo. - prometo que viviendo juntas todo saldrá bien. Que haré todo lo posible por no portarme como la imbécil que suelo ser casi siempre. - Camila sonríe. Joder, mi piel se eriza de nuevo. Mañana, Vero, Travis, Camila y yo, nos iremos de París. El solo hecho de saber que desde entonces viviremos juntas... solas, me hace saber que las cosas en mí han cambiado para siempre. Que ella me ha cambiado, como nunca nadie lo hizo. - no voy a fallarte. Te lo prometo.

Y es más que una promesa. Yo no fallaría de nuevo como a la mayoría de personas a las que he conocido. No a ella. Esta era mi oportunidad perfecta para demostrarle que en verdad... puedo valer la pena. Más que una promesa, algo que me recordaría siempre... y que nunca olvidaría... sin saber, que los papeles cambiarían, y que sería ella... quién olvidaría aquella promesa.

{...}

Dos meses después, las cosas habían mejorado. Al menos para ellas.

Ambas se habían mudado a una pequeña ciudad en Atlanta, habían conseguido un pequeño departamento en el centro de la ciudad, y no estaba nada mal. Lejos de tantos problemas, se asentaba bien estando ahí.

Camila frunció el ceño. Joder, Lauren ya le había enseñado muchas veces como encender el fuego en la cocina. ¿Era posible que su propia novia supiera más de cosas domésticas que ella? Se quedó observando las cuatro hornillas tratando de recordar cómo. Y es que la verdad, nunca antes había cocinado sin ayuda de alguien.

-Buenos días, bonita. - le saludó Lauren desde atrás. Camila dio un salto pequeño en su sitio. Abrió un poco más los ojos y volteó a su encuentro.

-Hola. - le dijo sin poder articular otra palabra. ¿Es que acaso Lauren no sabía todo lo que producía en ella? Estaba guapísima. Como siempre, cada mañana. - has tomado un baño sin mí. - dijo entristecida y encorvó el labio superior.

-No te encontré en la cama... - dio pequeños pasos hacia ella y olfateó lo que Camila había intentado preparar. - ¿Ravioles? - le preguntó y sonrío al mismo tiempo. Conocía lo suficiente a su novia como para saber que aquellos Ravioles probablemente la matarían. - ¿y moriré si los pruebo?

-Tonta. - puso los ojos en blanco y desvió la mirada, aunque con mucho esfuerzo, pues no podía dejar de mirar a ese Lauren recién duchada y con una toalla enredada en las caderas.

TENTATION 2 CAMREN G!PWhere stories live. Discover now