CAPÍTULO II

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Ambos gemelos yacían sobre el sofá donde habían caídos tendidos al llegar a su hogar, la noche anterior habían estado en una fiesta que nunca antes habían siquiera soñado estar, muchos estímulos procedentes de todos lados habían estado en su cerebro sumado al alcohol en su sistema que potenciaba todo ello; y es ahora que se levantaban con una resaca importante, recordando vagamente lo que hicieron en la noche, Nahoya agarrándose la cabeza y Souya intentando abrir los ojos si quiera.
El mayor de los gemelos fue el primero en despertarse del todo, si bien tenía jaqueca se dirigió hacia la cocina donde buscó un par de ingredientes para hacer un merecido desayuno levanta muertos; Souya aún seguía tirado en el sofá, sin embargo, con las pocas fuerzas que le quedaban se dirigió hasta el baño donde iría a aliviar su vejiga y limpiarse la cara, tal vez eso lo terminaría de despertar del todo. Pronto ambos comían en silencio, absorto cada uno en sus pensamientos, el sonido de una sirena de policía, el de los autos y motocicletas pasando por la calle y el de la lavadora de la vecina de al lado funcionando a toda potencia. Aunque los dos no hablaban había una especie de conexión entre ellos, no a través de internet u otra cosa tecnológica sino mas bien de algo espiritual, tal vez de corazones sincronizados, mentes iguales; en ambos resonaba la misma pregunta de ¿Ahora qué?

Habían perdido varios días intentando dar con ese magnate mafioso que ahora debían abrir sin excepciones el local de comida para recuperar lo perdido, de hecho mucha gente entró aquel día alegando que extrañaban la cocina tan tradicional que ellos conservaban, por eso estaban de un lado a otro, tomando órdenes, cocinando, entregando y limpiando lo mas rápido que podían, si bien amaban todo esto sabían que ellos eran importantes en el barrio y también que debían ponerse las pilas en entregar todo a tiempo. Corridas, tropiezos, cuentas mal dadas, era algo que ocurrió ese día, sumado al hecho de lo agotados que estaban era una combinación fatal. A la noche no mejoró ni un poquito.
Lluvia, otra vez llovía, algo típico en estos tiempos, aun asi los clientes llegaban, se sentaban y pedían sus órdenes; en una de esas unos nuevos clientes entraron al local, Souya (que había estado limpiando una mesa ya que había sido recientemente dejada libre) giró su cabeza hacia la puerta ya que el tintineo de su campana le había avisado y grande fue su sorpresa al ver a Rindou de traje, bien peinado, con un porte tan serio y elegante, y junto a él un hombre unos cuantos cm mas alto, vestido de igual manera, que denotaba tanta seguridad e imposición que seguro mas de un cliente volteó a verlo curioso. Es que esos dos eran bichos raros, todo el mundo sabía que gente como ellos sean o no criminales no estarían por esas zonas asi como si nada. Se puso derecho, algo nerviosito mientras caminaba hacia los nuevos visitantes, deprisa, para hacer una leve reverencia y mirar sobre todo a Rindou quién le devolvió la mirada con una sonrisa, rápidamente Souya se preguntó asi mismo si acaso Rindou estaba por si acaso drogado o borracho, solo por cerciorarse.

Los guió hasta le mesa que había estado limpiando anteriormente para sacar algo torpe los menús de sus bolsillos para entregárselos, si el local hacia comida de forma tradicional los menús incluía aquel paquete, una aventura al pasado se podría decir.

- No pensé verte tan de nuevo de vuelta. - mencionó Souya para quedarse parado observando a ambos hombres.
- Era lo justo, fuiste a verme primero. - respondió con una leve sonrisa mientras le veía de reojo.

El otro hombre estaba ojeando el pequeño menú para ver que ordenar cuando escuchó aquella frase, su codo izquierdo descansaba sobre la mesa y fungía como punto de apoyo para que su mano sostuviera su cabeza, de esta manera Souya no podía ver sus expresiones faciales ni Rindou aunque no fuera su objetivo final se alegraba de no ser visto como los miraba curioso, arqueando levemente sus labios en una sonrisa de haber descubierto algo imponente, algo imposible.

- ¿A qué has venido? - preguntó Souya curioso, quería saber pero a la vez debía seguir trabajando y esto le ponía nervioso.
- Ahh por favor, solo venimos a cenar, ¿Puedes traerme un ramen Angry con vino? ¿Qué es lo más caro en vino que tienen aquí? - comentó Rindou para entregar el menú a Souya con delicadeza para mirar hacia el frente donde el otro hombre seguía leyendo el menú.
- Son todos de calidad baja... Mmm este es decente. - respondió mientras se rascaba el costado de su frente, sonrió feliz con su decisión para mostrársela al chico al mismo tiempo que entregaba la carta también.
- Con permiso, les traeré todo cuanto antes. - anunció Souya con una sonrisita de nervios, inclinó apenas la cabeza y salió disparado hacia la cocina donde su hermano seguía cocinando.

Souya casi se tropieza al entrar a la cocina, su hermano soltó una risita de maldad para seguir hirviendo una olla grande de fideos, Souya se hizo el fuerte ignorando ese detalle, caminó ligero hasta Nahoya a quién agarró de los hombros para empujarlo hasta la ventanita que comunicaba el mostrador con la cocina y desde allí, el chico de cabellos azules le pidió al de cabellos naranjas que viese hacia el frente, disimuladamente.

- ¡Carajo! ¡Es Rindou! - exclamó Nahoya atolondrado para otra vez ver por la ventanita, esta vez percatándose de la otra persona. - Y viene acompañado.
- Lo sé... pidieron un ramen Angry y udon, ahh y vino, pidieron el mas caro que tenemos.
- ¿Qué? ¿Se cree que somos ricos o que? - manifestó Nahoya para tragar saliva y pasar la lengua por sus labios, otra vez dirigiéndose hacia la olla de fideos, no podían perder mucho tiempo.
- Les prepararé el vino de momento.

Con toda la velocidad que pudieron poner Souya colocó el udón y el ramen recién hechos y calientes sobre la bandeja, colocando los palillos mas las especias con cuidado, tomó la bandeja con delicadeza y salió de la cocina hacia la mesa donde Rindou y su acompañante disfrutaban de la botella entera para degustar, que después de todo no había tenido un mal sabor. Colocó primero el udon junto a sus demás cosas, luego el ramen Angry, no quería estar mucho allí por lo que se apuró lo más posible para poder largarse de esa mesa y volver a la cocina, sin embargo, cuando estaba por irse Rindou lo detuvo, sonaba serio y molesto, temía que tal vez algo haya pasado.

- Souya, Ran no pidió postre, ¿Podrías luego darme el menú para ver un postre?
- Oww Rin Rin, no seas tan malo conmigo, eso que te saqué a pasear. -respondió con un apodo hacia Rindou que le hizo gracia a Souya.
- Aniki, ese sobre nombre aquí no. - retrucó hastiado y vergonzoso.
- Debo irme, al rato les traigo el menú de postres.

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