CAPÍTULO V

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El gran día al fin había llegado, estaba ya todo listo para terminar con esa aventura, Souya estaba visiblemente nervioso, había estado comiendo desde que se levantó de la cama junto a Nahoya que indirectamente también sentía el nerviosismo de su hermano como una clase de telepatía gemelar. Ambos veían la televisión ultra gigante de la habitación del hotel donde se hospedaban algo ajeno a su alrededor, de fondo los Haitani conversaban entre ellos preparándose para cualquier situación que se les presentara, Ran verificaba el cartucho de su escopeta a la vez que respondía a la pregunta de Rindou sobre unos asuntos pendientes que tenían por fuera de la misión y a su vez aquel chico de traje verde agua observaba los seguros de las granadas que había conseguido. A decir verdad estaban preparándose para lo peor, aún mas, estaban tan atentos que al escuchar la puerta ser golpeada se levantaron de sus asientos ciertamente alertados para verificar por su intercomunicador que se trataba de Mutto, Ran fue el encargado de abrirle la puerta para recibirlo correctamente con una sonrisa en su rostro, cerró la puerta detrás de si y lo condujo hasta dentro de la sala donde los gemelos al verlo se tensaron, no porque no les agradaba verlo si no mas bien por lo que venía a continuación.
Souya tragó saliva, apretó sin darse cuenta el cuero del sofá y cuando Ran los invitó a pararse lo hizo algo torpe que incluso cuando quise caminar casi se termina cayendo a no ser por su hermano que terminó por sostenerlo; realmente Souya estaba muy ansioso y miedoso de esto. Mutto se quedó callado observando a todos los presentes, sosteniendo con firmeza su maleta, serio y decidido, parecía estar bastante mentalizado de lo que haría ya que se acercó hasta el chico de cabellos azules, apoyó su mano sobre su cabeza y acarició un par de veces sus rulos antes de colocar una mano sobre su espalda para empujarlo hacia una habitación, cualquiera, solo debían estar a solas.

- Esto llevará un par de minutos, Angry está en buenas manos. - pronunció Mutto para avanzar con él rumbo a la pieza que pertenecía a Rindou y Souya.
- ¡Espera voy yo! - exclamó Rindou para adelantarse por sobre su hermano y Nahoya para estar cerca del otro dúo. - No sabes que archivo es, solo yo.
- Entendido.
- Es un caso perdido. - resolvió Ran mientras los veía irse, sonrió mientras soltaba una pequeña carcajada para volver a ir a la mesa donde estaban las demás armas, algunas las empezó a guardar, otras las dejó sobre la mesa, bien preparadas.

De fondo Nahoya estaba frunciendo levemente el ceño, odiaba las indirectas directas de Ran sobre la rara relación de su querido hermano con el otro mafioso, pero solamente se quedó allí, mordiéndose la lengua para sentarse de vuelta en el sofá para ver la televisión, debía distraerse.

A su vez dentro de la habitación Souya fue a sentarse en el borde de la cama, Rindou apostado contra la puerta y Mutto empezando a desempacar todo lo de su maleta sobre la repisa; de dentro de aquel sacó una nootbook antiquísima, un cable USB, un par de memorias, un InDraM descontinuado. No tardó mucho mas en ir hasta Souya al quien tomó de la cabeza para inclinársela observando detenidamente su entrada de InDraM, pasó su dedo índice por aquel objeto delicado y apretó el botón de salida del cual salió el cable de conexión a cualquier puerto, ahora que lo tenía en sus manos lo inspeccionó un momento antes de conectar la nootbook a este, se sentó junto a él y encendió el aparato. Aquella toda tramoya que estaba sucediendo lo estaba poniendo de los nervios de punta, era una sensación rara, sentía un extraño cosquilleo en todo su cuerpo que Mutto intentó calmar al contarle de lo que se trataba, aun asi el nerviosismo seguía allí al menos hasta que sintió la mano de Rindou sobre la suya, apretando un poco fuerte pero estando allí, justo para él. Mutto dijo que no llevaría mas de tres minutos, confiaban en Mutto y en sus habilidades.

Fuera de la habitación Ran conversaba con Nahoya sobre cosas que no tenían mucho sentido, bah si era relacionado a ellos, pero eran tan random que simplemente se dedicaba a escuchar a aquel chico alardear sobre tonterías; sentado en la silla, apoyando su espalda contra el respaldo de esta con una pierna encima de la silla, observando su arma, puliendo su mango con cuidado, esto se haría en un segundo y puede que ese deseo de terminar enseguida con aquel trabajo era demasiado fuerte que de alguna manera se invocó a la mala suerte que se escuchó un tremendo estruendo en el edificio que hizo que pusiera los dos pies sobre el suelo en un santiamén, se levantó enseguida de la silla y corrió hasta el ventanal, donde apenas al correr la puerta de cristal sacó su cabeza y observó como dos o tres pisos abajo suyo comenzaba a salir humo de varias habitaciones, chasqueó la lengua molesto para regresar dentro, justo en buen momento pues una bala pasó rozando su cara, se quedó un momento estático, analizando lo que había ocurrido: a lo lejos un francotirador volvía a dispararle.
Nahoya tacleó a Ran rápidamente logrando de esta manera que la bala volviera a fallar en su objetivo, ambos se arrastraron dentro de la habitación donde Ran tiró la mesa, recogiendo las armas para meterlas en la bolsa al mismo tiempo que una lluvia de balas comenzaba a amedrentarse contra la habitación.

- ¡Ve con los otros, Nahoya! - gritó eufórico para recargar una de sus armas, estaba serio y enojado.
- P-pero Ran... - algo dentro suyo le hacia dudar de dejarlo solo.
- ¡Que te vayas te dije, imbécil! - volvió a ordenar, no estaba de ánimos para dialogar.

Nahoya se arrastró hasta la habitación donde al abrir la puerta se encontró con su hermano quién tenía sus ojos bien abiertos pero que al verse no dudaron en abrazarse fuertemente, aunque no duró mucho ya que Rindou les ordenó, como quién no quiere la cosa, que se fueran de la habitación. La habitación estaba hecha un desastre producto de las balas, cortinas rotas, muebles baleados, corridos de lugar a modo de refugio, sin embargo, no podían quedarse por mucho tiempo mas en esa habitación, en si del hotel ya que claramente iban por ellos, por Souya.

- ¿Hicieron el traspaso? - preguntó Nahoya esperanzado, pero su hermano negó con la cabeza angustiado.
- Hacia la puerta. - determinó Mutto quién ya había recogido sus cosas, caminó lento, pero seguro hasta la entrada donde la abrió de una sola patada, pronto otra nueva lluvia de balas se hizo presente y parecía como si estuvieran acorralados.
- Los disparos vienen de la izquierda... Si nos los sacamos de encima podemos ir por el ala derecha y de allí viajar por ascensor hasta el subsuelo. - sugirió Nahoya que se encontraba detrás de Mutto entre una mezcla de nerviosismo, miedo y euforia.
- Estás loco, este hotel es un puto laberinto. - masculló Rindou que ahora tenía una pistola de mediano alcance con láser en las manos, era una de sus preciosuras. - Llegar a ese ascensor será una locura.
- No, si sé por dónde vamos. - respondió altivo, todos voltearon a verle curiosos, bah Souya se imaginaba, mas nadie se esperaba que él abriese sus ojos, un brillo inusual blanco salió de sus ojos, sonrió contento y le pidió a Mutto que hiciera camino libre.
- No sé por qué me olvidé de ese detalle. - comentó Mutto para sacar de su saco marrón una semiautomática, salió al pasillo y comenzó a disparar certeramente a uno y cada uno de aquellos hombres equipados con tecnología de punta en la cabeza.
- ¡Ustedes dos adelante! ¡Yo les guio! - gritó Nahoya, si bien en otro momento los Haitani le hubieran dado una patada en el culo antes que obedecerle terminaron por hacerlo igual, esto lo ameritaba, él lo sabía y por eso sonrió.

Ran y Rindou tomaron la delantera, ellos limpiaban al frente, Mutto los cuidaba de atrás con la guía de Nahoya llegaron hasta el pasillo principal donde debían ir a buscar el ascensor, que si bien al llegar hasta este se dieron cuenta estaba atascado sabían que no podían darse por vencido. Souya le sugirió a su hermano buscar otra ruta de escape en la que Nahoya fijó su atención en un punto fijo como si fuera en un gato mirando al mismísimo infinito, ahora frente a él estaba todo el mapa del hotel con cada uno de sus escondrijos inclusive. Debían ir hasta el otro lado del hotel para el ascensor, no había tiempo para bajar las escaleras, de hecho sabían que los esperarían en subsuelo o en planta baja, sabían cómo esquivarlos solo necesitaban encontrar ese maldito ascensor que utilizaban los de limpieza y servicio a la habitación.
Doblaron la esquina o bah intentaron pues un par de mafiosos los estaban esperando, se escondieron detrás de la pared, no podían retroceder debían seguir, sin embargo, no podían darse el lujo de seguir desperdiciando balas.

- Ten Souya, cuida esto. - pronunció Mutto para entregarle el maletín al chico.
- ¿Qué harás? - cuestionó Nahoya, para verlo como se iba a un enfrentamiento directo con aquellos hombres.

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