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Anahi se arrastró fuera de la cama sin ánimo, otro día aburrido en el que organizaría una gran cantidad de papeles para entregar a su jefe. Se apartó el flequillo de la cara y con un suspiro se miró en el espejo "aburrido", arrugó la nariz en reproche a la figura que veía en el espejo.

Se duchó y se puso uno de sus famosos trajes de pantalón planos y faldas hasta la rodilla, se maquilló discretamente y, mirando el resultado en el espejo, chasqueó la lengua con desaprobación. "Dereck nunca me miraría, flaco sin sal".

Su celular sonó, el primer mensaje del día.

"Mejora ese estado de ánimo soñador, corre a la panadería y cómete tu croissant para subir de peso.

Alfonso".

Sonrió al leer el mensaje, Alfonso, o Poncho como lo llamaba desde que lo conocía hace tres años, era su mejor y único amigo, conocía cada detalle de su vida, incluso su costumbre de pensar que era flaca y maldecir. ella misma frente al espejo.

"Ya voy, jefe.

Any".

Agarró su bolso del sofá y corrió a la pastelería. Poncho la estaba esperando en la mesa de la esquina como de costumbre, a pesar de que era lindo, pero tan mediocre en su elección de ropa como ella. Todo muy ancho y sin forma.

Any: ¡buenos días Alfonso! - desordenando su cabello.

Poncho: oye soñadora que hice?! Además de llamarme por mi nombre, todavía me enreda el pelo. - arreglando su cabello de nuevo.

Any sonrió: resulta que me conoces demasiado bien para mi gusto. - sorbiendo el capuchino que le pasó.

Poncho: ¿Y cómo no voy a saber si llevo 3 años sirviendo de pañuelo para las lágrimas?

Any le tiró una miga de pan: no son 3 años, son 2. El primer año solo te usé como amigo. Ella se rió entre dientes cuando vio la mueca que hizo.

Poncho: Como sea, ya me sé cada parte de tus lamentaciones del día. - pellizcándose la nariz.

Any: ¡Poncho, para! - preguntó riendo.

Poncho miró su reloj: tomémonos este café antes de que se nos haga tarde.

Any sonrió: ¿sabes si Dereck ya regresó de su viaje? - ojos brillantes de anticipación.

Poncho: ¿Vas a empezar temprano? Olvídate de este tipo al menos hasta que me haya tragado mi croissant.

Any se rió: ¡¿estás de mal humor?! Apuesto a que no conseguiste a nadie durante el fin de semana.

Poncho: Yo no soy ese Cualquier tipo, sabes.

Any se volvió serio mirándolo, observándolo fijamente.

Poncho sonrió torpemente: ¿qué es?

Any: hasta pagas por Poncho, ¿por qué no te llevas a nadie? - tratando de mantener la seriedad.

Poncho empezó a tirarle las migajas que estaban sobre la mesa a Any, mientras ella se defendía con las manos riéndose.

Poncho: No digas nunca que solo sirvo para gastar Anahi. - sigue tirando las migajas, sonriendo.

Any: correcto, bien, ¡nunca más!

Comenzar el día con Poncho siempre fue divertido.

Cuando entraron a la oficina, Any sonrió y Poncho puso los ojos en blanco.

Una maraña de mujeres rodeaba a Dereck como si fuera una celebridad, y aquí, en la Compañía Rodríguez, al menos lo era.

Aunque no era uno de los modelos del catálogo de ropa de la marca, se sentía como tal.

Any se acercó, tratando de sortear el desorden y llegar al corredor que la llevaría a la oficina del presidente, donde ella era la secretaria ejecutiva y Poncho el asesor personal del presidente.

Dereck: hola señorita. - la llamó viéndola pasar.

Any: ¡¿Yo?!

Dereck le dio una de sus sonrisas: lo haces.

Any se acercó con una tímida sonrisa: hola. - Alcanzó a susurrar un poco tímidamente.

Dereck: tráeme un café, vete.

Any se sintió un poco atónita por el pedido y estaba a punto de responder cuando Poncho la agarró del brazo.

Poncho: No puede James, la secretaria presidencial solo le lleva café al presidente y no a los empleados del área creativa.

Dereck: ¿Y quién eres tú otra vez? preguntó con desdén.

Poncho: ayudante del presidente, y no estará contento con este pequeño revuelo. - al mismo tiempo las mujeres se dispersaron y Dereck se alejó molesto.

Any: ¡¿Qué hizo Alfonso?! - dijo indignada cuando llegaron a la habitación del presidente - ¡Era mi oportunidad de hacer que Dereck me viera!

Poncho: como la chica del café? - dijo cínicamente.

Any: ¡lo que sea! ¡Al menos me habrías hablado!

Poncho: te hubiera humillado mas! - soltó exasperado - Si es para traer café, que sea para mi... ¡jefe! – añadió nervioso.

Any gruñó de ira: ¡me cabreas bien!

Poncho: Genial! - Levantó las manos sobre su cabeza irritado - La próxima vez que te vaya a humillar frente a todas las chicas calientes que se liga en la compañía, le permitiré que se convierta en la chica del café. - se sentó en su escritorio furioso y se dirigió a la computadora.

Any resopló, arrojó su bolso a un lado y se concentró en su trabajo, sintiéndose cada vez más tonta.


La dueña de esta cuenta debaya

Tú Mejor  amigoWhere stories live. Discover now