Capítulo 30 "Confusión"

771 83 6
                                    

Luego de aquel encuentro con Danielle tomo un taxi hasta el lugar acorado con Noa, mis pensamientos centrales son en cuestionarme si estaba haciendo lo correcto, no puedo quitar las imágenes de Danielle llorando de mi mente y la idea que ella tiene de mi, que solo la utilice me martiriza más cada minuto que pasa.

—Correcto señorita llegamos —dice el conductor de aquel taxi estacionándose—

Saco dinero de mi cartera y pago, agradezco aquel viaje y me encuentro en la puerta de aquel restaurante de comida china. Suelto un gran suspiro y entró, rápidamente puedo localizar a Noa que está en el móvil viendo saber que, camino en dirección a ella.

—Hola —digo consiguiendo su atención—

Amore —se pone de pie y me besa— te extrañe —me abraza—

Consigo responder a aquel saludo, pero perfectamente me siento incomoda es como si tratase a una completa desconocida.

—¿Todo bien? —pregunta apartándose de aquel abrazo— Estas extraña...

—Si, si, es solo que tuve un día agitado

—Bien, sentémonos y me lo cuentas —Noa se sienta y me indica el lugar a un lado suyo—

Pasan unos minutos, vemos la carta y un camarero no tarda en llegar y pedirnos la orden.

—Yo no quiero nada más que un café —digo en dirección a aquel hombre—

—¿Solo eso? —cuestiona Noa—

—Si, comí algo con unos amigos hace poco

—Bien, a mi si tráeme una buena porción de arroz frito con camarón y una cerveza —pide Noa—

El hombre toma nota y muy amablemente prepara la mesa para después dirigirse a entregar la orden.

—Me gusta este lugar es lindo... —dice Noa viendo la decoración china de aquel local—

—Tenemos que hablar —suelto viendo como la mirada de Noa cambia— sobre nosotras...

—Stefania no creo que sea necesario, estamos bien ¿no?

Mi silencio se hace presente, trato de acomodar todas mis ideas y dejar mis miedos a un lado.

—Stefania ¿estamos bien? —vuelve a preguntar—

—Si... si, es solo que quiero pedirte algo...

Amore sabes que puedes pedirme el cielo y las estrellas que si esta en mis manos yo te los doy —responde tiernamente— ¿Qué cosa?

—Quiero que adelantemos nuestra boda —veo como Noa abre grandemente sus ojos, se que mi propuesta es repentina para ella— Noa solo quiero que volvamos a Italia...

—Stef... —nuestra comida llega y veo como rápidamente le da un trago a su cerveza— sabes que te amo, pero tengo un contrato no puedo irme de acá, no hasta los dos meses... y...

—Noa por favor... —la corto— solo adelantemos todo, pide un tiempo, vamos a Italia con tu familia, dile a tu Nona que adelante los preparativos y casémonos, luego vuelves y...

—¿Vuelvo, no volverías conmigo?

—¡Ahhhh! —gruño y me llevo las manos a la cabeza—

—¿Stefania segura que esta todo bien?

—No, no lo está... —respondo—

—Bueno ¿qué sucede?

Noa tiene su mirada puesta en mí, intenta descifrarme, y en cuanto estoy a punto de soltarle toda la verdad mi mente tiene un colapso y las lagrimas caen, me desborono por completo. Noa interviene y me toma en brazos, me acurruca en ellos y contempla tratando de que mis sollozos sean menores.

The short filmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora