Heaven Is Calling

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Los golpes sacudían el Inframundo mientras una feroz batalla era desatada en la recamara del rey.

La espada de vibraciones de Belcebú y la lanza bidente de Hades chocaron en el aire violentamente con todas sus fuerzas.

El señor de las moscas fue despedido hacia atrás, con sus pies arrastrándose por el suelo mientras luchaba por recuperar el equilibrio.

El rey de los muertos, sin perder el tiempo, se abalanzó sobre él y asestó un brutal golpe descendente con su arma.

Lo siguiente que Belcebú supo fue que había sido mandado a volar a través de las paredes del palacio. Se estrelló contra las torres del castillo y finalmente cayó contra la muralla exterior del complejo, creando un gran cráter a su alrededor y vomitando sangre tras el impacto.

Hades le dio alcance rápidamente, encontrándolo en el suelo, de rodillas y respirando con dificultad.

—Esto es justo lo que esperaba... del rey del Inframundo...—murmuró con dificultad el dios maldito—. Eres fuerte... No puedo ganar...

Hades lo miró en silencio fijamente, mientras que una sonrisa de alivio comenzaba a apoderarse del rostro de Belcebú.

—Ahora... gracias a ti... finalmente podré morir.

EL rey del Inframundo arqueó una ceja.

—¿Eso es todo?—preguntó—. ¿Simplemente quieres que te mate? ¿Por qué buscas la muerte con tanta desesperación?

Los ojos de Belcebú se oscurecieron. Desplegó su espada de vibraciones y atacó, pero no a su oponente, sino a sí mismo.

Cuando su cuchilla estaba a centímetros de su piel, se detuvo en seco. La carne del dios maldito se había hinchado, como si las espinosas enredaderas de un rosal hubiesen crecido bajo su piel, formando una mano que lo detenía de infligirse cualquier daño.

—No importa cuánto lo desee—explicó—. Yo... no puedo morir... Incluso he intentado rendirme ante un enemigo para que me mate... pero siempre es el mismo resultado... Esto me causa un gran sufrimiento, no puedo más... este tatuaje no permite que yo muera... Lilith... Lilith, a quien maté.... Ella quería que viviera para seguir para seguir sufriendo.

Cayó de rodillas, agarrándose la cabeza mientras lloraba con desesperación.

—Esto es lo que ella me dejó... pero quiero que termine... así que... ¡¡Acaba ya con mi maldición!!

Hades cerró los ojos y sonrió divertido.

—"Máteme"—repitió—. Vaya, si que eres estúpido. Desconozco los detalles sobre lo que pasó entre tú y esa tal Lilith, pero incluso yo soy capaz de ver la verdad tras ese gesto: ese tatuaje no es una maldición, es una bendición.

Belcebú levantó la cabeza, sin entender en lo absoluto lo que pasaba.

—¿Una bendición... de Lilith?

—Ella deseaba que vivieras, ¿cierto?—lo miró con dureza y le apuntó con un dedo—. Entonces deberías pensar en "cómo vivir" antes de pensar en "cómo morir", ¿no crees?

Belcebú abrió los ojos de par en par, incapaz de articular palabra mientras su oponente le daba la espalda para retirarse.

—Desde este momento deberías pensar de nuevo en el legado que ella te dejó—concluyó Hades—. Si después de esto sigues anhelando ser asesinado por mí, entonces vuelve cuando estés en perfectas condiciones.

El dios maldito recordó sus últimos momentos con Lilith. Las palabras que ella le había dedicado al fallecer: "Te amo... vive por nosotros también".

Una Nueva Frontera (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora