CAPÍTULO 3: Los Suburbios 2

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Jueves 24 de abril

10:07 AM

Detuve el auto en la entrada del bosque. Me había asegurado de parquear en una zona no transitada. No habían personas, ni ninguna estructura cerca.

Los suburbios, el basurero de la ciudad donde vivían quienes no tenían como costearse un mejor lugar para vivir. Aquí se puede encontrar todo tipo de personas con la vida arruinada.

Mujeres y hombres arruinados por las apuestas o las drogas, ancianos que no pueden trabajar ni tienen nadie que los cuide, inmigrantes que llegaron buscando mejor vida, y hasta se pueden encontrar niños echados de sus casas por sus padres por cualquier razón.

No me gusta este lugar. Me recuerda el trabajo que tenía. El mismo trabajo de mierda por el cual me esforcé.

La empresa a la pertenecía era un sistema bancario virtual, el cual incitaba a las personas a invertir su dinero en acciones. Esto podía hacer que ganaran mucho dinero o, lo que pasaba más seguido, perdieran su dinero y todos sus ahorros.

Todo esto es, de hecho, legal. Aunque desde mi forma de verlo es solamente un robo. Pobres imbéciles los que le dan su dinero a las corporaciones en estas actividades. Me pregunto a cuántas personas he dejado en bancarrota, y cuántas viven aquí en los suburbios.

¿Antes? Me sentía culpable y frustrado por lo que hacía. ¿Ahora? Me da igual estas personas y sus problemas. No es asunto mío, así es la vida. Problema suyo por apostar su dinero sin pensar que lo podían perder.

Definitivamente, este es el mejor lugar para esconder el cuerpo.

Es peligroso venir aquí en el día. Aunque sea un lugar poco frecuentado, de día alguien podría observar lo que hago. Mas no tengo tiempo para venir en la noche.

Cuando una persona desaparece, tienen que terminas 48 horas para que la policía haga oficial la desaparición y comience a investigar. Creí que al Lillian ser vista por última vez ayer en el trabajo, tendría hasta mañana hasta que terminaran las 48 horas.

No me esperaba que Lillian no hubiera ido a trabajar. Puede estar relacionado con lo que pasó anoche, a la hora de su muerte.

Entonces, su última vez vista fue el martes 22 a las 10:00 PM, Cuando me fui a dormir. Casi no recuerdo más, ya que todavía estaba borracho en ese momento. Bajo este dato, las 48 horas terminaran esta noche a las 10 PM. Por tanto, me quedan poco menos de 12 horas. Debo apurarme.

Al salir de mis pensamientos, ví una silueta delante de mí. Los árboles de los suburbios son peculiares. Sus troncos altos de color negro y sus hojas que no dejan paso para la luz del sol me impidieron ver una cabaña de madera a unos 100 metros de mí.

Me sorprendió lo bien escondida que estaba. Cómo si alguien no quisiera que la encontraran. Su madera y los troncos del bosque formaban un camuflaje perfecto. Incluso una persona como yo sintió algo al observar aquella cabaña. Desprendía algo que no podía explicar.

Parecía abandonada. Los cimientos de madera estaban al colapsar. Tanto así que la cabaña estaba ligeramente inclinada hacia un lado. Varias capas de polvo y moho recubrían la corteza.

Tenía varias ventanas, las cuales habían sido rotas en muchos pedazos. Solo pude avistar la casa cuando un ligero rayo del sol reflejó su luz hacia mí. La estructura se dividía en dos pisos y un ático, contando con un techo triangular.

La pésima condición del lugar me hizo pensar que estaba abandonada, hasta que segundos después recordé donde estaba.

Me acerqué a la entrada. Al pisar la madera, esta hizo un ligero sonido, denotando lo desgastada que se encontraba. Me llené de valor y golpeé la puerta suavemente, esperando una respuesta. Después de tres toques con pequeños intervalos entre ellos, la puerta se abrió. No completamente, pues las bisagras estaban totalmente oxidadas.

Cuando El Mal Se DisfrazaWhere stories live. Discover now