Capítulo 53

84 8 0
                                    

Jean.

No había luz, no había ningún tipo de destello qué alumbrara el camino, todo estaba tan oscuro y no sabía por donde iba. De pronto estaba atrapada sin saber a donde ir, sin saber si estaba siguiendo un buen camino o simplemente iba hacia mi muerte. Todo era tan confuso, tan borroso.

Tenía tanto miedo.

Aska parecía retorcerse en mi brazo.

De pronto escuche una voz, era una niña que sonaba asustada. Seguí aquella voz esperando que sea alguna forma de salir de donde sea que estoy o si quiera, que me asesine.

De nuevo todo cambio, en un abrir y cerrar de ojos estaba en una habitación, una habitación que reconocía. Estaba mirando hacia la puerta así que caminé lentamente hacia ella pero se abrió derrepente. Una niña rubia entro corriendo por lo que instintivamente me moví hacia un lado.

-¡Mami! -Miré a aquella mujer. Ella se volteó con una sonrisa y abrió sus brazos para después envolver a la pequeña.

-Mi linda bebita, ¿cómo te fue hoy? -Pero su rostro estaba distorsionado, no podía reconocer a la mujer frente a mi ni a la niña.

Pero estaba en el reino cinco, pero no logro entender nada.

Un sonido agüdo se escucho, tape mis oídos pero luego aquel sonido se convirtió en un llanto. Abrí mis ojos agitada, mi respiración era frenética y la luz del sol golpeaba mis ojos.

Estoy de nuevo aquí, desperté, solo fue un mal sueño.

-¡Calla a esa estúpida mocosa o la matare! -Rodeé los ojos. Me levanté rápidamente y cargué a Hedoné mientra daba pequeños saltitos para arrullarla.

La miré de forma tierna mientra la bebé tomaba mi dedo y lo apretaba con leve fuerza, odiaba a esta bebé, con toda mi alma, pero mi corazón la amaba con todo su ser. Un dolor punzante invadió mi cabeza, hice una mueca por el dolor y me recargué en un árbol.

Cerré mis ojos con fuerza y solo venia a mi mente mi nombre, Jeannette, Jeannette, Jeannette, se repetía tantas veces dentro de mi cabeza que perdí la cuenta. Después de que Hedoné de tranquilizara la alimente como pude, evitando aquel dolor.

[...]

De nuevo, en la misma habitación, pero ahora las dos mujeres estaba recostadas en la cama, la pequeña abrazaba a su madre mientras ella le leía un cuento. Se veian en paz, tan relajadas y felices.

-Tu padré dijo que este cuento te gustaría y por eso lo compro para ti. -Lo cerró y dirigió aquel rostro borroso hacia su hija.

Papá, yo también tuve un padré.

-Hubiese preferido que él estuviera aquí, con nosotras. -Sonaba triste, distante.

-Lo sé, cariño. Pero sabes que es rey y tiene muchas responsabilidades, pero él te ama con todo su corazón. -Acarició la pequeña cabeza de la niña.

Jenny.

Una voz a lo lejos comenzó a sonar. Una voz que era desagradable y comenzaba a hartarme. De nuevo abrí los ojos y aquella mujer extraña estaba frente a mi.

Atea portaba una capucha qué la cubría completamente, su rostro era pálido pero era demasiado hermosa, podría estar con cualquier hombre si ella quisiese, pero claro esta, eso no está en sus planes.

-Odio este cuerpo mortal, es tan cansado esto. -Se quejó.

-Ese fue tu castigo, pero supongo que ser mortal no te abstiene de perder tus dones. -Sonreí con sarcasmo.

-Mi reina se encargó de darme lo que en verdad merezco, y fue lo único que pudo rescatar antes de mi muerte. Si fuera diosa, todo esto ya hubiera acabado.

-Aún así, para sobrevivir debes portar tu cuerpo mortal.

-No te preocupes por eso cariño, mi cuerpo mortal solo me mantiene unida a ti y al mundo, incluso si muero en este cuerpo, no moriré realmente. -La miré con los ojos entrecerrados, es una molestia.

-Perece que tienes noticias. -Cambie de tema rápidamente.

-Cierto. Al parecer tu queridisima hermana volvió a su mundo. Un problema menos pero aún así debo matarla.

-¿Por qué? No se supone que querías consumir este mundo y lograr un lugar sagrado para ti que pudiese enfrentar a Zeus. -Le detalle sus planes, al perecer esyaba perdiendo los estribos y el punto por el que ella estaba aquí.

-Aún lo es, creeme que la gente allá afuera está vuelta loca. Pero matar a Maya significaría que el castigo de mi reina se acabaría. -Sonrió, su sonrisa era grande y me dio escalofríos.

-¿Qué significa eso?

-Qué ella puede volver a la vida.

-¿Haces esto por ella verdad? Planeas consumir un mundo para traer a la vida a una mujer que solo te utiliza. -Exclamé con desagrado.

-Tranquila, Jenny. Las almas en este lugar ya están podridas, al igual que la de tu hermana. Pero yo no puedo matarla, no siendo tan débil en este cuerpo así que, lo harás tu.

Me tensé, ya había matado gente, esto no es un tema que me cause terror pero hablar de Maya, matarla a ella, es otro nivel.

-Ella es más fuerte que yo, incluso tu en tu punto más fuerte, no pudiste vencerla ¿qué te hace pensar que yo si? -Estaba sorprendida y asustada, aunque esperaba que ese último sentimiento no se notará.

-Tienen la misma sangre, eso es suficiente.

-Ella es una diosa completa, yo soy una semidiosa, eso es mucha diferencia de poder.

-Ya no cariño, no desde que tu verdadera madré se convirtió en diosa -Me sonrió.

Había olvidado por completo que ahora Psique era una diosa, diosa del alma. Pero aún así, eso no me convierte en una diosa de sangre pura como lo es mi hermana.

Pero aún después de todo, ya no deseo matar a mi hermana, solo deseo eliminar a la mujer frente a mi.

Con mis propias manos.

-¿Por qué sonríes? -Pregunto con una cara de confusión y una mirada despectiva.

-Solamente me causa felicidad que se acerca el golpe que cambiará todo. -Ironice.

-Nuestro golpe final.

Asentí, a partir de ahora iba hacer las cosas correctas, o al menos lo que pensaba que era correcto.

RETURN Onde histórias criam vida. Descubra agora