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– ¡Maldita sea, Nathan! – Hermione comenzaba a regañar a su hermano mellizo en privado. – ¿No pudiste estar quieto por una vez en tu vida? – Preguntaba con molestia.
Nathan le miraba serio pero una pizca de burla en su rostro. – No es tan grave, Mione. – Se apoyó en la pared. Su hermana estaba dando caminatas cortas en vueltas por el enfado. – Eres una exagerada total. – Negaba. Hacía movimientos con sus manos que podrían hacer reír a cualquier, pero en esa situación lo único que Hermione quería era pegar a su hermano.
Se quedó erguida en el sitio, y miró con las fosas nasales levemente abiertas a Nathan. – ¡Draco, Nathan! Draco. – Solo necesitó una palabra para explicar toda la furia que sentía en esos momentos. – ¿Me explicas el por qué de eso? – Preguntó, esperando que su respuesta fuera lo suficientemente coherente para convencer a la chica.
Nathan rodeó sus ojos. – ¿Qué tiene? Por si no te habías dado cuenta no tiene amigos, fueron expulsados. –
Hermione soltó un quejido. – Claro que lo sé, ocurrió hace dos años, Nathan. – Algunas personas que pasaban por el pasillo les miraban confundidos, aunque no era nada nuevo ver a Mione regañar a su hermano.
Nathan comenzó a morder el pellejo de su labio inferior, sintiendo algún que otro dolor. – Te molestará mucho que sea mi amigo. – Se quejó en bajo, mirando al limpio suelo.
Hermione rió con obviedad. – ¡Claro que me molesta! Estuvo los cuatro años que llevamos aquí molestándonos con sus amigos. – Reprochó. – Y ahora tú le das el placer de ofrecerle tu amistad. ¡Cómo si nada! – Alzaba la voz de vez en cuando.
– Es mi vida, Hermione. Si te molesta te jodes y te compras un peine. – Se incorporó de la pared, metiendo sus manos en los bolsillos. – No tienes porqué preocuparte por él, tú tranquila que no lo voy a traer cuando estemos los cuatro juntos. – Agarró su mochila y se largó de allí, dirigiéndose al Gran Comedor para desayunar, la barriga le rugía con demasiada fuerza.
Hermione suspiró rendida, el egoísmo y lo cabezota de su hermano a veces llegaba a estresar a la chica. Entendía que su hermano solía ser generoso y muy social con todo el mundo, siempre quiso ser amigo de todos pero a veces sus ansias llegaban a niveles extremos. Ser amigo de Malfoy es algo que Hermione nunca va a entender del todo, más que nada siendo su enemigo desde hace cuatro años.
Nathan llegó al Gran Comedor al final, olvidó todo lo que le dijo Hermione minutos antes; le dio poca importancia al tema porque él sabía que no era tan grave. Solo estaba tratando de ser amigable con una persona que no estaba en un buen momento en su vida. ¿Ser así tenía que ser malo?
Se acercó a sus otros dos amigos, Harry y Ron. El último estaba comiendo como un desesperado trozos de pollo, parecía que se los iban a quitar.
Se posicionó detrás de los chicos, poniendo con rapidez las manos en los hombros contrarios.
