CAPÍTULO 15

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Me levanté a saber a que hora, ayer llegue de casa de Pedri fatal, tenía un dolor de pecho increíble, casi ni respirar podía, y el dolor de cabeza también estaba presente.

Por suerte cuando llegue mi tía estaba durmiendo.

Hoy tocaba explicarle todo, no me apetecía volver a revivirlo.

Me levanté hacia el baño, me mire en el espejo, no parecía ni yo.

Tenía los ojos hinchadisimos de llorar, mi nariz estaba taponada, y mis labios también estaban hinchados.

Me metí a la ducha, necesitaba desconectar un poco.

Salí de la ducha, me mire al espejo y no pude contenerme, empecé a llorar.

Me empecé a caer al suelo, hasta que finalmente me quedé ahí llorando.

Sentía como mi tía me estaba llamando, porque debió ver mi mochila abajo.

Los gritos los empezaba a escuchar cada vez más cerca, hasta que se abrió la puerta del baño.

- Noa cariño, ¿que pasa? - se agachó preocupada y me abrazó.

- Tia he sido una simple apuesta - dije llorando.

- ¿Como que una apuesta? - preguntó.

- Todo con él ha sido mentira, solo fingía para ganar una apuesta, y yo como gilipollas me enamoró - solté.

Mi tía me abrazo muy fuerte, lo necesitaba.

- Escuchame cel, vístete nos vamos de día de chicas, no puede estar en casa comiéndote la cabeza por un gilipollas que no merece la pena.

- Tia no puedo - sollozé.

- Si si que puedes, así que levanta y vístete, por favor - suplicó.

Finalmente con ayuda de mi tía entre lloros me vestí y peine.

Me puse un chandal, no me importaba nada ahora mismo.

Baje abajo y salimos afuera para meternos en el coche.

Encendí el móvil después de toda la noche apagado.

Tenía el móvil petado; mensajes de un numero desconocido, mensajes de mis amigas hasta mensajes de Gavi y Balde disculpándose.

Solamente conteste a mis amigas diciéndoles que estoy con mi tía fuera, luego las veía.

Luego avisaría a mis amigas para que se vinieran a casa, necesitaba su apoyo.

Llegamos al centro comercial.

Primera parada; Starbucks.

Necesitaba un café que me diera energía, por eso me pedí un doble cortado.

Desayunamos y fuimos a la tiendas a comprar ropa.

Pasamos por Stradivarius, Pull, Zara,etc..

No me compré mucho; un vestido, una sudadera y dos tops.

Nos íbamos ya y sin darnos cuenta pasamos por delante de la tienda del barça, me fue imposible no pensar en Pedri.

Se me empezó a caer una lágrima.

- Noa, ven aquí cel - me dio un abrazo.

- Papa debe estar defraudado conmigo - sollozé.

- Papa debe estar más que contento con todo lo que has logrado y has hecho estos años - dijo mi tía también llorando.

Siempre que hablábamos de mi padre acabamos las dos llorando, al final de al cabo, era su hermano.

Cuando él se fue yo solo tenía 10 años, y Júlia 25.

Te amo, te odio | Pedri González Where stories live. Discover now