CAPÍTULO 28

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No sabéis las ganas que tengo de volver a Barcelona.

Ahora no estoy tan mal en Galicia, los chicos con los que me junte en el patio ahora son mis amigos, son lo único que tengo aquí.

Por las tardes los findes quedamos y en el patio sigo yendo con ellos.

Son majisimos y solo hacen que hacerme reír, cosa que hace que me olvide un poquito de todo.

Hasta he aprendido a jugar bien la fútbol más o menos, ya que ellos sólo se dedican a eso.

Y por no aburrirme y estar viendoles, un día me metí en la pista a jugar con ellos y lo que digo, ahora solo hacemos que jugar todos al fútbol.

Ellos también están aprendiendo jugar al voley.

Con el que mejor me llevo sin duda es Adrián.

Mira que empezamos mal, pero ahora solo hago que hablar con él y por supuesto reírme con él, y de él también.

Sobretodo cuando intenta ligar con una chica, es genial.

Lo que más extraño es no tener una amiga a la que poder contarle mis cosas, sigo hablando diariamente con Sofi y Jimena pero no es lo mismo, porque no las tengo presentes en Galicia.

Hoy hemos quedado para ir a una discoteca cerca de aquí.

Voy yo sola con los chicos.

Espero pasármelo bien.

Tras insistir mucho Júlia me dejó aunque Mario replicó.

Cuando no tiene porqué hacerlo.

Estoy hasta las narices de él, pero bueno.

Por la tarde me duche, y me planche le pelo.

Y cuando se fue acercando la hora me maquille un poco y me vestí.

Opte por un vestido negro de manga larga.

Básica pero guapa.

Me puse el calzado, cogí mi bolso y chaqueta y a la hora, salí de casa en direccion a casa de Adrián.

Habíamos quedado todos allí.

Cuando llegué, llamé al timbre.

Al instante Adrián abrió la puerta.

- Hola - saludé.

- Hombre mi catalana favorita -me abrazó- pasa que están estos aquí.

Entré y efectivamente estaban los demás en el salón.

Salude a todos y me correspondieron el saludo.

- Que guapa vas - dijo Raúl.

- Gracias - me sonroje.

Siempre que me alagaban me ponía roja, era inevitable.

Cuando Adrián por fin estaba listo.

Salimos en dirección a la discoteca.

Una vez allí, dejamos nuestras cosas en las taquillas que había y entramos a la pista de baile, por así decirlo.

Eso estaba petado.

Todos cogimos algo de beber, unos coca-cola otros Fanta, etc..

Nadie estaba consumiendo alcohol ya que al ser menores no nos vendían.

Nos empezamos a animar poco a poco, había buena música y el ambiente era cómodo.

Hasta que llegaron las chicas de mi clase, las que se creen las diosas.

Te amo, te odio | Pedri González Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon