NO TENGO TIEMPO

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Veo la caja al pie de mi cama y la agarro para ponerla dentro del closet.

Me tiro a la cama y me quedo dormido al instante.

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Las clases de derecho están mas que bien ya solo me faltan 3 años más y con ayuda del profesor Fuster ya he presentado varios casos y me he podido familiarizar con todo.

—Muy bien como siempre Bonachera. —me felicita el profesor

—Solo quiero seguir destacando profesor —digo y el profesor me da una palmada en la espalda

—Sigue así muchacho y llegaras muy lejos —me dice

Solo quiero llegar a las estrellas tomando la mano de una persona especial.

Asiento y el profesor se va.

La primera vez que traje un caso fue hace unos meses y estaba tan nervioso que no pude asistir al juzgado, era como si todo lo que me había planteado lo echara por la borda.

—Aquí estas, te andaba buscando —me dice Romina y la miro con el ceño fruncido

—No me mires así, revise el correo y eres un romántico empedernido —me dice ella

—No soy romántico —aseguro

—Eres un romántico con el corazón roto. No te vas a morir por aceptarlo —me dice ella

Le levanto de la silla y salgo del salón a toda prisa.

—Aran espérate, no te enojes —me dice Romina pisándome los talones

Acelero mis pasos, pero la ojos grises me alcanza.

—Perdón, no quería incomodarte —me dice ella y parece sincera

No es su culpa, es mía por no aceptar que si soy un romántico con el corazón destrozado.

—Es difícil de explicar —digo

—Tengo tiempo.

—Yo no y prefiero que dejes este tema al margen —pido

—Okey, prometo no mencionar el tema nuevamente —me dice ella y estoy 99% seguro que dentro unos días me vuelve a preguntar o sacar el tema.

Llego a mi siguiente clase, pero ya no estoy prestando atención. Mi cuerpo se encuentra en un salón, pero mi mente esta pensando en aquella niña de ojos cafés y cabello castaño.

¿Cómo estará? ¿Pensara en mi como yo en ella? ¿Me seguirá esperando? ¿Me extrañara? ¿Estará bien? ¿Cómo le ira en la escuela? ¿Habrá crecido? ¿Seguirá haciendo rimas? Son preguntas que me hago y no tengo como responderlas porque no se nada de ella y mi orgullo no me deja hacer una simple llamada para preguntar su paradero.

Las siguientes clases terminan y al llegar a mi habitación comienzo con el siguiente dialogo.

—Massimo debes entender que no siempre todas te dirán que si —dice Miluska

—¿Por qué me ilusionaste?

—Te ilusionaste solo, yo solo era amable.

Mikaela sale del departamento de Massimo y sabe perfectamente que él la ama, pero su corazón ya tiene otro dueño.

Massimo esta destrozado, su pecho se oprime, aprieta y siente como el aire se le escapa d ellos pulmones. El dolor es desgarrador, ¿Por qué ella lo ilusiono si no sentía nada? Llora en silencio mientras trata de regularizar su respiración.

Destino o casualidadWhere stories live. Discover now