Capítulo 1 (Segunda parte)

21 7 11
                                    




El sol brillaba de una nueva manera ante mis ojos, el día estaba cálido pero no caluroso, era media mañana y yo estaba con una felicidad que no cabía en mi cuerpo, ya no me debía a esos horarios de estudios obligatorios ni a visitas al centro de salud mental. El día me sonreía y yo a él. Habían pasado cuatro años desde que mi tormento comenzó pero ya no importaba, eso ya no era parte de mi vida, ahora tenía veinte años y estaba por mi cuenta. Con la promesa de estudiar una carrera, mis padres habían acordado alquilarme un apartamento y yo me encargaría del resto con mis ahorros y con un trabajo de medio tiempo.

—¿Dónde quiere las cajas, señorita? —me preguntó el señor de traje gris.

—En cualquier parte, solo déjelas en el piso.

Otros dos señores estaban colocando mi cama y mi armario mientras yo recorría el pequeño lugar, y entonces me senté junto a la ventana. Después de dos días y algunas horas mi nuevo apartamento quedó listo, en una semana comenzaría las clases y la emoción recorría mi cuerpo como una corriente eléctrica.

La primera mañana fue mágica: me levanté sin un horario que seguir, puse algo de música y, después de beber mi café, abrí la ventana para que la brisa entrara.

—¡Por fin! —dije al aire—. ¡Por fin soy libre! Finalmente puedo investigar qué eres, Jared —dije seriamente frente a esa sombra negra que siempre había estado a mi lado.

—¿Qué? —escuché su voz claramente.

—No importa qué digan todos esos locos, yo sé que no eres un producto de mi mente.

—Roma, tú...

Su imagen comenzó a volverse clara frente a mí, y ese Jared que yo conocía apareció tan fresco como lo recordaba.

—Yo jamás dejé de verte, pero sabía que no podía confiar en nadie para esto. Discúlpame por hacerte esperar tanto tiempo, ahora sí podremos encontrar respuestas.

—Te extrañé —me dijo con la voz quebrada, pero feliz.

—Yo también te extrañé.

Ese día Jared y yo conversamos hasta estar cansados, retomamos ideas y pensamos a futuro juntos, como siempre debió ser.

A la mañana siguiente me levanté temprano para buscar un empleo de medio tiempo; tal vez fuera mejor simplemente conseguir un trabajo en lo que fuese y concentrarme en ayudar a Jared, pero sin una carrera mis padres no me ayudarían con un lugar donde vivir. Recorrí muchas calles, me presenté en varias entrevistas.

—¿Tu nombre es Roma? —me preguntó una señora de unos cincuenta años. Llevaba un traje de hombreras anchas, parecía ocultar una percha detrás de su espalda.

—Así es, como la ciudad.

—¡Qué interesante!

—Gracias.

—¡Oh! Estudias en la universidad. ¿Psicología?

—Sí, estuve un año preparando el examen de ingreso para una especialidad en particular.

—¿Qué especialidad?

—Los sueños y la conciencia.

—Debes de ser muy lista.

—Estudio mucho, pero soy un año más grande que mi generación.

—Ya veo, me gusta tu honestidad.

—Gracias.

La mayoría de las entrevistas fueron así, me preguntaban mi nombre antes que nada, luego por mi carrera, y entonces con un par de palabras intelectuales ya no quedaba más que decir. Ninguno me preguntó siquiera cómo estaba al haber dejado la casa de mis padres por primera vez, y eso ni siquiera me importó.

Querido extrañoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن