Capítulo 10

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A la mañana siguiente, mientras tomaba mi café me di cuenta de dos cosas: la primera era que Jared y yo cada vez hablábamos menos y la segunda era que no tenía forma de saber cuál era su contraseña, pero en la era digital hay personas que se especializan en eso.

Corrí hacia la facultad, pero no precisamente hacia mi salón, sino que tomé otro camino y fui directamente hacia las piscinas. Desde mi apartamento quedaban un poco más lejos que desde mi trabajo, por lo que debí apresurarme. Al llegar, busqué a Alejo por todos lados.

—Ey, Alejo, te busca tu novia —gritó un extraño.

Volteé automáticamente, por lo que sin querer confirmé, de alguna manera, ese comentario, cosa de la que me arrepentí enseguida.

—¿Roma?

Alejo se acercó.

—¿Por qué no lo corregiste? No somos novios —le dije cuando se acercó a mí. Él sonrió y me tomó por la cintura, y un grupo de chicos comenzó a gritar.

—Por el momento me conviene —susurró contra mi oreja y yo lo miré—. Dejémoslo así, no dañamos a nadie.

—¡Suéltala! —gritó Jared, y yo salté hacia atrás.

—¿Estás bien? —me preguntó Alejo.

—Oh, sí sí, es que vine a preguntarte algo.

—Claro, dime.

—¿Conoces a alguien que estudie informática?

Él lo pensó un poco y respondió:

—Conozco a alguien, tenemos algunos amigos en común.

—Bien, llámalo y lo veremos después de clase.

—¿En qué estás pensando?

Al ver la hora me di cuenta de que debía correr.

— Debo irme a clases.

Besó mi mejilla y rápidamente se alejó. No logré entender su motivación para hacer eso, pero no importaba realmente: él era mi única ayuda, después de todo.

Corrí a clase tan rápido como pude, aun sabiendo que no llegaría a tiempo. Así, sin aire, atravesé la puerta, y mientras todos me miraban tomé asiento en el primer lugar libre que vi.

La mañana transcurrió muy lenta para mi gusto, las materias como Psicobiología (fundamentos de neurociencias) pueden ser muy atrapantes, pero también muy pesadas si ya tienes algo que ocupe tu mente, como era mi caso.

«¿Tengo un novio ahora?». «Que sea real o ficticio no importa, porque para la comunidad universitaria es una realidad, por lo tanto es una realidad también en mi vida cotidiana. En todo caso, es una mentira (una ficción real)».

Tuve que hacer todo ese razonamiento para entender que en un nivel de realidad estaba saliendo con el hermano de Jared. Me resultaba curioso el hecho de no sentir nada al respecto, básicamente solo razoné el problema para poder quitarlo de la lista y entonces enfocarme en lo que no me dejaba dormir tranquila: la caja fuerte.

—¿Debo llamarte cuñada ahora? ¿Debo felicitarte? —me preguntó Jared una vez que salí de clases.

Creí que era un buen momento para hablar directamente con él, pero claro, no podía olvidar que estaba sentada en medio del patio escolar. Saqué mi celular de la mochila y, llevándolo a mi oreja, respondí:

—No seas tonto, no es un hecho real, es una ficción para la superficie de la comunidad universitaria —le intenté explicar cómo lo razoné yo, pero él solamente me quedó viendo con esos ojos profundos que solo yo podía ver.

Querido extrañoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt