✧; capítulo diez

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Louis tenía la cabeza hecha un lío

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Louis tenía la cabeza hecha un lío.

Regularmente no le apetecía el té, pero esta vez la situación lo ameritaba, quizá así podría relajarse y despejar su mente de la sarta de tonterías que estaban invadiendo su tranquilidad.

Aunque prometió que no existirían los arrepentimientos ni lo reclamos, reconocía haberla cagado al follar con Harry, no fue una idea inteligente y todo era culpa de su puta manía de pensar con la polla.

Maldijo que la luz se fuera aquella tarde y que el trapecista estuviera cerca, que lo rondara como un felino al acecho porque terminó cayendo, acabó arrastrándose por sus tonificadas piernas y su redondo culo que finalmente, pudo poseer.

Y lo que le jodía, era precisamente eso.

Le afectaba darse cuenta de lo mucho que había esperado ese momento, lo tenía trastornado el hecho de admitir que, a pesar de odiar su actitud, se había dejado vencer por la tentación.

Una ironía que lo detestara hasta por respirar, pero que alabara su cuerpo tallado a mano.

Suspiró, con el enredo mental creciendo y tomó un sorbo de su té, haciendo una mueca de desagrado en cuanto el líquido pasó por su garganta. No entendía como la gente consumía ese tipo de bebidas por gusto, él solo lo hacía en casos de extrema necesidad, como ahora...

Hasta su madre lo sabía y también le parecía extraño verlo tan solitario en el comedor de su casa.

—Lou —Lo llamó, aproximándose a la mesa—. ¿Todo bien?

Él levantó la cara, suavizando sus facciones e hizo un mal intento de sonreír.

—Si, todo bien —respondió, jugueteando con una servilleta.

Selene ladeó los labios al percatarse de la mentira pronunciada, conocía perfectamente a su hijo y le fue sencillo notar que por una desconocida razón, se hallaba turbado.

Decidió ocupar la silla de enfrente, entrelazando los dedos por encima de la superficie de madera y sonrió con una sola comisura al mirarlo a los ojos.

—¿Qué ocurre? —insistió—. A mí no puedes engañarme.

—¿Por qué habría de ocurrir algo? —Desvió la vista, enfocándose en el contenido de su taza.

Trató de sonar convincente, le tenía plena confianza a su progenitora, pero había ciertos temas que evadía por motivos de privacidad.

O en su caso, porque no quería ser testigo de una reacción que lo hiciera sentir peor.

—Porque es obvio —murmuró, subiendo y bajando las cejas—. ¿Tú? ¿Bebiendo té negro? Eso lo dice todo.

Sus acciones lo expusieron. Debió encerrarse en su habitación a hundirse en la miseria.

—A veces se me olvida que tú me conoces más que yo mismo —Se jactó, con un toque de nerviosismo.

—Eres mi hijo, es mi talento —La mujer vaciló con gracia—. ¿Entonces?

It's all an act 🎪 || larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora