Capítulo 23

3K 547 765
                                    

Un chantaje por una mentira


El tema de los ovarios no existe ni en mi mente, sé lo que pasó, pero no voy a permitirme flaquear ahora mismo. No delante de Haziel y de Bered.

Bered sanó mi mano justo cuando pronunciaba la palabra "ovarios". Inmediatamente después de eso mi poder se aviva como una llama alimentada por gasolina.

La patada que ahora le doy a Bered lo lanza varios metros hacia atrás. El agarre de Haziel se aprieta y solo suspiro ante ese gesto.

― No te voy a golpear. ―le aviso y él ríe.

― Sé que no eres tan tonta para meterte conmigo ahora que no estoy encadenado. ―se burla y aprieto los dientes.

― Retiro lo dicho. ―canturreo mientras lanzo mi cabeza hacia atrás seguidamente de un codazo.

Me ha costado darle el codazo, pero por lo menos lo he agarrado con la guardia baja y me ha soltado.

― Ya basta, Niamh. ―farfulla Bered mientras se pone de pie. Cuando él ve que yo me acerco a él adopta una posición defensiva―. ¿Cómo te quedaste...?

― Cállate. ―espeto yendo por él.

Es un poco incómodo lo que pasa a continuación, Bered intenta tomarme de las manos, pero yo voy a por su cabeza, lo tomo por sorpresa porque él no se imagina lo que pretendo hacer, así que apenas mis manos tocan sus sienes imagino nadando en el mar de los pensamientos de Bered. Es como un océano inacabable donde una gota representa un minuto en la vida de Bered. Justo al final, donde ya no hay más océano... veo gotas nacer... justo allí las destruyo.

Mi pequeña lucha con Bered no dura ni diez segundos. Él me la un empujón y yo caigo hacia atrás jadeando. Al igual que él.

― ¡¿Qué me hiciste?! ―brama viniendo por mí. Me pone de pie muy bruscamente y Haziel lo toma del brazo alejándolo de mí.

Retrocedo arrastrándome torpemente aun estando sentada en el suelo mientras veo los empujones que se dan los ángeles. A mis ojos les cuesta ver a tiempo real como pelean porque sí, están peleando como los seres sobrenaturales que son.

― ¡Niamh, vete ahora! ―me grita el arcángel mientras me pongo de pie.

― ¡Basta, Bered Raphael! ―chillo acercándome a su campo de pelea, pero retrocedo cuando veo sus ojos resplandecientes.

Mierda, lo he cabreado. ¿En serio se va a poner así solo porque le borré quince segundos de su memoria?

― ¿Qué borraste? ―exige saber intentando zafarse del agarre de Haziel.

― Es algo que nadie debe saber, es mi puta privacidad. ―espeto.

― ¡Recuerdo que no tienes ovarios! ―me grita aún enojado.

― Tú te metiste en mi alma, yo hice lo mismo contigo. ―alzo las manos lavándome de toda culpa―. Viste algo que no debiste gracias a mi debilidad, pero ya no más...

― ¿Te atreviste a meterte en mi alma? ―ladra para luego zafarse de Haziel de manera muy violenta. Tanto así que el arcángel sale volando hacia atrás soltando un alarido de dolor y de furia. ¿Lo ha cortado?

Yo termino en el suelo porque Bered estremece la tierra bajo mis pies. Eso jamás lo imaginé, solo por eso ahora me tiene debajo de él con sus manos apretadas en mi cuello.

La violencia en Bered es algo que jamás esperé ver en dimensiones de este tipo.

Toso por la falta de aire.

Sangre de arcángel [+21]Where stories live. Discover now