Capítulo 6

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Euroclidón

Al principio de todo esto, cuando Blay planteó la posibilidad de que el Códice estuviese en la morada de Haziel no pensé que en realidad fuese a pasar todo esto.

Aunque sé que me ofrecí como voluntaria a ir al Beta por ese Códice... ahora mismo mis piernas parecen de gelatina.

¿Qué carajo iba a saber que de verdad iba a terminar yendo al Beta alguna vez?

En fin.

Ya es tarde para arrepentimientos, esto es inminente, tengo que hacerlo así mi cabeza esté dándome imágenes de todo lo malo que puede pasarme si alguien me descubre, o peor aún... si él me descubre.

― Mira, he aprendido en las últimas horas que a veces cuando las cosas se hacen bajo presión salen bien. ―las palabras de Blay me hacen soltar una enorme carcajada.

― Luego me preguntas el por qué te pareces a Haziel. ―mascullo entre espasmos de risa.

― Es algo que todos los arcángeles sabemos, bajo presión las cosas salen rápido.

― Bueno... ―carraspeo para ponerme seria―. No voy a refutar eso bajo ninguna circunstancia, de esa forma sé lo que sé.

Él solo me mira fijamente un par de segundos en silencio y luego rueda los ojos.

― Bueno, entonces, repasemos el plan inicial.

Hace más de tres horas que mis padres y mis amigos se fueron y Blay ya me ha mencionado el dichoso plan diez veces y yo sólo he gastado mis minutos pensando en las posibilidades de que todo salga mal.

― Yo voy a llevarte a la Ruta Beta, te impulsaré hacia arriba y usaré la corriente de aire para desviarte; deberás caer como los gatos, porque si no te vas a partir la...

― Blay, evita recordarme los riesgos en cada dos oraciones, gracias. ―lo interrumpo.

― Tú recuerdas la presión que hay en la Ruta, Nia. ―rezonga―. El frío es otro problema, pero una vez que la atravieses caerás quién sabe dónde porque no tendrás oportunidad de reaccionar.

― Entonces, querido papi, deberás controlar tu fuerza o de lo contrario usaré el plan B.

― El plan B no es recomendable. ―él usa sus manos para dar énfasis a lo que habla―. No sé qué pueda pasar si ellos te perciben, así que caerás como un tonto humano.

― Bien.

― A menos que... algo salga mal y te des cuenta que caerás de forma no segura.

― Bien. ―repito.

― Bueno, espero con todas mis fuerzas que estés cerca del sendero que ya conoces, así será más fácil ubicarte, aunque con los brazaletes de Floire puede que los demonios no te sientan en lo absoluto.

Por ahora sólo tengo el brazalete de hojas de laurel. El otro está en "veremos". Y saber que esos jodidos demonios en forma de cuervo en descomposición pueden atacarme no ayuda en nada.

― Una vez que estés alejada de los alrededores de la Ruta y estés fuera de peligro llamarás a Euroclidon.

― No vendrá, pero lo intentaré.

― Vendrá. ―afirma―. No es cualquier caballo, parece un caballo normal, pero es inteligente y créeme que va a escuchar a miles de millas.

― Bueno, tengo fe.

― El dilema que queda es que no quieres esperar la noche para acercarte a los confines de la morada de Haziel...

― Bueno, deberás comprender que no voy a pasar más de diez horas esperando que anochezca.

Sangre de arcángelWhere stories live. Discover now