007. Cita con los pajaritos.

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Pablo
Hoy, como todos los días, fui a entrenar. Pedri me vino a buscar más temprano de lo normal, porque iríamos a desayunar juntos en su casa.

Había estado pensando en hacer el examen para la licencia de conducir, pero dejé de hacerlo cuando su coche se aparcó en frente de mí, bajó la ventanilla y me sonrió.

—¿Ya no tienes helado en la cabeza?

—Oh, anda a cagar.

Él rió y yo me subí en el asiento de copiloto.

—Hablé con Jana hace rato—me dijo con una sonrisa tonta.

—Ay, que ya os mandáis mensajes de buenos días. Qué amor tan bonito.

—Ahora el que se va a ir a cagar eres tú.

—Gracias, pero no tengo ganas ahora mismo.

—¿Vas a seguir interrumpiendo, o me vas a dejar hablar?—me preguntó con una ceja levantada viendo a la carretera.

—Vale, vale. Te dejo hablar.

—Muy amable. El punto es, me dijo que si queríamos ir al bowling, me dijo que iba a intentar a convencer a Blair de que viniera, y me dijo que te preguntara si querías venir.

—La mula esa no se va a despertar hoy. Se lo dijo a Ana cuando llegamos, que "no la iba a ver en todo el día" o algo así dijo. Y ¿porqué querría yo ir a algún lugar en donde esté esa chimpancé?

—Vale, empecemos por decir que la llamaste de dos tipos de animales en un mismo turno de palabra.

—No son tantos, si es ella hablando de mí, la hija de puta es capaz de decir a todos los animales de un zoológico.

Rió un poco, lo miré con mala cara y siguió:

—Y, respondiendo a tu pregunta, no sé, tal vez quiere que os llevéis bien, que no estaría para nada mal, en realidad.

—Sí, hostia, y a mí me va a salir un tercer testículo, no te jode. Intenté disculparme con la rata esa y me dijo que era un capullo.

—No encuentro fallas en su lógica.

Llegamos a su casa y nos bajamos del coche.

—Es que haber, ¿sabes qué se le da bien, a la garrapata?

—Oh, es que piensas que se le da algo bien. Guau, vamos avanzando.

—A la muy víbora se le dan bien las palabras, porque solo me ha dado una bofetada, y las que me quedan,—murmuré— pero tiene la mano ligera, y se asustó un poco cuando su mano dió en mi mejilla, lo que más me marcó de esa pelea fueron todas las palabras que me dijo, las usaba como cuchillos y me las clavaba en el pecho sin piedad.

—Eres un dramático.

—Te juro que ella podría mandarte a un psicólogo, te volvería mierda la cabeza con todas las cagadas de tu miserable vida.

—Y ahora eres un exagerado.

—Pelea con Blair, y después me cuentas.

—Pelearme con Blair no entra en mis planes.

—En los míos sí. Es entretenido verla cabreada.

—Ya veo porqué te dice que eres un capullo.

—Oye, que tú estás de mi lado, para apoyarme y defenderme, no para ponerte del lado de la orangutana de Blair y ponerte en mi contra.

Seguimos hablando de los pros y contras de Blair, habían escasos pros por mi parte, yo solo decía contras, él decía que estaba exagerando y que Blair no era tan malvada.

En realidad, nunca nos odiamos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora