055. Post-its.

1.8K 125 22
                                    

Blair
Sabía que estaba allí, se tiró en el suelo junto a mí, sus pies junto a mi cabeza, y mis pies junto a su cabeza. Estábamos en silencio. Yo veía la Luna, hablando mentalmente con mi hermano, intentaba ignorarlo pero su presencia era un peso demasiado grande en mi vida. Escuchaba su respiración y me ponía nerviosa, sentía su mirada sobre mí, no despegué mi vista del cielo y mordí el interior de mi moflete. No quería pelear, no quería hablar, no quería verle, no quería estar con él. Quería evitarlo a toda costa. Pero a la vez sentía una enorme necesidad de abrazarlo, de oler su perfume y dormirme en sus brazos, despertarme y que todo haya sido solo un mal y espantoso sueño.

—Me estás viendo el culo, ¿verdad?

—Sí, perdón...

Me senté en el césped, abracé mis piernas con mis brazos y apoyé mi mentón en ellas, no lo miré a los ojos, tenía la vista clavada en mis pies. Él también se sentó, a diferencia de mí, me miraba con intensidad con su labio inferior entre los dientes sin saber qué hacer o decir.

—¿Qué haces aquí?—murmuré y lo miré un microsegundo antes de volver a mis pies. Sus ojos son un detonante nervioso en mi sistema—Y no me digas la mítica frase de "vivo aquí". Sabes de lo que estoy hablando.

—Blair, no quiero pelear. Vine porque quiero estar contigo... solo quiero disfrutar de tu compañía sin acabar gritando o molestos, solo te quiero a ti... ni siquiera tenemos que hablar. Y sé que estar conmigo ahora no es tu cosa favorita, me merezco que me odies, tienes todas las razones y el derecho para hacerlo, pero ahora mismo solo quiero tu compañía.

Yo tenía mi ceño fruncido y respiraba hondo analizando sus palabras.

—Pablo, yo no te odio. Lo intenté, créeme. Pero me di por vencida... puedo fingir muchas cosas, pero odiarte no es una de ellas.

Él se quedó callado hasta que soltó una pequeña risa.

—Antes nos salía muy natural...

—Sí, ojalá eso no hubiese cambiado...

Su silencio fue pesado. Se levantó. Pensé que se iría, pero de repente sentí su espalda pegada a la mía y su cabeza apoyada a mi hombro. Aguanté la respiración ante su tacto y cercanía y sentí mi cuerpo entero tensarse músculo por músculo. Su colonia invadió mis fosas nasales y me sonrojé inevitablemente. Yo también dejé mi cabeza caer en su hombro y miramos a la Luna disfrutando la compañía del otro.

Su mirada variaba entre ella, las estrellas y yo, pero empecé a apreciar más a la Luna que a nada, dejé las estrellas de lado, y me centré en la Luna.

—¿Puedo decir algo?

—Ya lo estás haciendo—respondí calmada, pero sonó cortante.

—Perdón...

—Di lo que quieras decir, Pablo...

—Son varias cosas, en realidad—dijo y sus nervios eran palpables—El otro día dijiste algo... no sé si lo recuerdas porque ibas borracha, pero habías dicho que merecía que me hicieran sentir como una canción de Taylor... y Blair, nadie me ha hecho sentir como en una de ellas, excepto tú...—su voz salió de forma tan delicada y dulce que sentí mi corazón agrietarse un poco más—Solo quería que supieras eso...

—Tú también me haces sentir como canciones de Taylor...—suspiré—Pero para serte sincera mi vida ha empezado a sonar como Folklore en toda su excelencia...

—También quiero que sepas que lo siento... todo. Perdón por no haber-

—No es conmigo con la que deberías estarte disculpando, Pablo...—lo sentí suspirar y seguí:—Ana no sabe, ¿verdad? No tiene idea de que tiene más cachos que el minotauro de Percy Jackson.

En realidad, nunca nos odiamos.Where stories live. Discover now