Cap. 1 - Siempre que me lo pidas, estaré contigo

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Era una mañana de otoño, se acercaba poco a poco el frío, pero no en exceso. Luisita iba por las calles de Madrid a toda prisa con Luna, su hija de 6 años, de camino al colegio. No quería llegar tarde como siempre ocurría, y quería empezar a trabajar eso. Quería cambiar muchas cosas ahora que su hija empezaba a imitarla, y ser puntual, era una cosa que debía trabajar, y mucho.

Nada más llegar a la puerta del colegio, la rubia sonrió. Amelia se encontraba llegando al centro escolar en su moto. Todos los niños, y los no tan niños, alucinaban siempre que la veían llegar, y eso a ella le sacaba una sonrisa orgullosa.

Ver a la morena siempre le alegraba, pero esa mañana todavía más, porque significaba que no habían llegado tarde, al contrario, que hasta les sobraban unos minutos para relacionarse con el resto de familias, y saludar a Amelia.

- ¡Buenos días, Luisita! - dijo Amelia nada más verla llegar - ¿Cómo estás, Luna? - agachándose y poniéndose a la altura de la pequeña que iba de la mano de la rubia.

- ¡Muy bien, seño! - dijo la niña sacándole la lengua.

- Y tú, Luisita ¿cómo estás? - preguntó más seriosamente Amelia. - Últimamente ha venido tu madre a dejar y a buscar a la niña, y se le notaba un poco agobiada. ¿Todo bien?

- Todo muy bien, Amelia. - respondió Luisita con una sonrisa de medio lado - Mucho trabajo, y muchas exigencias des los departamentos de arriba... Qué te voy a contar a ti, ¿no?

- Cualquier cosa no dudes en escribirme o llamarme, ¿de acuerdo? - dijo Amelia - Que a parte de ser la profesora de tu hija, soy tu amiga y antigua compañera de clase de tu hermana, y eso me da ventaja a la hora de saber si mientes o no. - le advirtió dándole un golpecito con el dedo índice en la nariz, mientras sacaba su mejor sonrisa.

Luisita se quedó sonriendo y mirando a los ojos fijamente a la morena, que estaba acabando de arreglarse el pelo que el casco le había aplastado.

- Te prometo que ante cualquier situación fuera de mi control, te llamo. - aseguró la rubia sonrojada y tímida.

Luisita se despidió de Luna y de Amelia, y se dirigió para su consulta de psicología.

*FLASHBACK*

- ¡Amelia, para! - gritaba una Luisita a punto de enfadarse - ¡Me vas a tirar!

- Nunca dejaría que te pasara nada, tonta... - dijo Amelia dejando de mover el puente de cuerdas en el que se encontraba la rubia.

Ese día habían decidido ir todos los Gómez a pasar el día a la montaña, y habían invitado a Amelia, ya que era considerada una hija y una hermana más.

- Amelia, ¿no ves que mi hermana es una miedica? - preguntó María, la hermana mayor de Luisita - Cualquier cosa le da miedo, ¿verdad Luisi?

- ¡NO ES VERDAD! - contestó Luisita con los ojos llorosos ya enfadada.

- Va, no te enfades peque, que era solo una broma... ¿Me perdonas? - dijo Amelia agachándose un poco y abriendo sus brazos para que la pequeña se le abrazara.

Se llevaban 3 años, pero en ese momento se encontraban en un momento donde ese tiempo se notaba mucho. Luisita tenía 10 años, mientras que María y Amelia 13. Eso hacía que los ratos juntas disminuyeran, y a la rubia le hacía sentir sola.

- Solo porque eres tú, Amelia. - dijo Luisita abrazándola - Pero a María no le perdono, que siempre se mete conmigo. - añadió enfadada.

- Lo que tú digas, enana. - soltó María mientras se alejaba de la zona infantil del comedero donde se encontraban.

InexorableWhere stories live. Discover now