Los días fueron pasando, y la intriga de Luna por saber quién era su padre fue disminuyendo. No obstante, Amelia una noche le confesó a Luisita sobre la conversación que tuvieron, y que la pequeña ya era conocedora de su relación.
- Ahora entiendo porqué ya no me pregunta qué haces aquí todas las mañanas...- dijo Luisita - Como tampoco le da mucha importancia al hecho de vernos dándonos muestras de cariño...
- Aún así, creo que le debemos una explicación formal... - soltó Amelia - Solo tiene mi confirmación, pero creo que estaría bien que tuviese la de las dos, y resolver algunas de las dudas que tiene, como niña que es...
Y así hicieron. Aprovecharon esa noche de viernes, donde solían pedir pizzas y cenaban viendo alguna película de las tantas plataformas que tenían contratadas.
- Luna, cariño... - llamó la atención su madre antes de darle al play a la película escogida.
- Tu madre y yo queremos hablar contigo, y creemos que ahora es buen momento... - siguió la morena.
- ¿Me vas a contar ya quién es mi padre? - soltó sin temor Luna.
Las mayores se quedaron paradas al ver su forma tan directa de sacar el tema, pero eso no las frenó.
Amelia dió pie a Luisita, ya que consideraba que era ella quien tenía que marcar el ritmo, y contar lo que ella considerase.
- Mi vida, antes de responder eso, queremos hablarte de algo... - dijo la rubia.
- Sois novias, ya lo sé. - soltó la pequeña - Me lo contó la tita...
Luisita miró a Amelia, y esta levantó los hombros.
- Pues ya estaría, ¿no? - dijo Amelia riéndose - Tantos nervios para esto...
- Los abus ya me lo dijeron... Sois como dos adolescentes ciegas de amor... - exclamó Luna
- ¡Pero niña! ¿Con tus abuelos hablas de nosotras? - preguntó la morena.
Luna asintió sin preocuparle mucho la reacción de las mayores.
- ¿Me vas a decir quién es mi padre? - preguntó Luna insistiendo.
- Verás, cuando me quedé embarazada de ti, Amelia estaba en Barcelona terminando la universidad... - empezó Luisita - Yo estaba aquí en Madrid, y me sentía muy sola...
- Tu madre con esto, no quiere decir que te tuviera por ese sentimiento... - le ayudó Amelia - Lo que quiere decir, que por sentir eso, se pudo centrar en ella, y en las prioridades que quería llevar a cabo.
- Y como en ese momento, Amelia y yo estábamos pasando por un momento muy delicado en nuestra relación de pareja, decidimos darnos un tiempo... - continuó Luisita.
- Pero con la promesa que siempre que una de las dos estuviera mal, llamaría a la otra... - dijo la morena.
- ¿Y tita, tú cómo estabas? - preguntó Luna.
- Yo estaba muy preocupada. - confesó mirando a Luisita - Casi no me concentraba, los exámenes los aprobaba pero no con la nota deseada... Todo se dificultó, y la distancia no ayudó... Pero encontramos la manera de ser fuertes, de estar la una con la otra, y hacíamos viajes express de un fin de semana para vernos siempre que podíamos, para intentar recuperar aquello que en algún momento se perdió... - terminó diciendo.
- Y en esos viajes, empezamos a escribir un diario en una libreta... - dijo Amelia.
- ¿Con una luna? - preguntó curiosa la pequeña.
- Con una luna. - confirmó la morena.
- He visto como mami alguna vez la leía, y lloraba con una sonrisa... - murmuró Luna, bajo la mirada de su madre.
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Inexorable
Fanfiction"1. adj. Que no se puede evitar. El inexorable paso del tiempo. 2. adj. Que no se deja vencer con ruegos." Amelia y Luisita se conocen desde hace tiempo del barrio. Amelia es profesora de educación infantil. Luisita psicóloga. Juntas, vivirán situac...