Cap. 5 - ¿Estás bien?

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- Por cierto mami... ¿Tengo papi? - preguntó Luna.

Esa pregunta descolocó a Luisita y a Amelia. Nunca habían hablado de ninguna figura paterna con ella, y no se imaginaban que llegaría este momento.

- ¿Por qué preguntas eso? - preguntó Amelia sorprendida.

- Por saber... - murmuró la pequeña, agachando la cabeza por vergüenza.

- Luna, ¿en el cole te dicen algo? - preguntó seria Amelia, mientras se ponía de rodillas delante suyo.

La morena deducía que algo pasaba. Había oído cosas, pero nunca llegó a escuchar ningún nombre. Además, ella no podía permitir injusticias, y menos, cuando se trataba de un acto que pasaba en su sitio de trabajo, y sentir que Luna estaba sufriendo algún tipo de discriminación, le partía el corazón.

- Mi vida, los niños son muy crueles, por eso tienes que contárselo a los adultos... ¿En el cole te han dicho o hecho algo? - habló Luisita, intentando que la pequeña se relajara.

- Se meten conmigo por no tener padre. - murmuró tan bajito, que a las mayores les costó entenderlo.

Luisita y Amelia se miraron, no querían hablar todavía del tema, porque consideraban que Luna era todavía muy pequeña para ello, pero dadas las circunstancias, sabían que ese momento cada vez estaba más cerca, y tenían que hablarlo primero entre ellas, para buscar la mejor manera de explicárselo a la pequeña.

- Enana, ¿quieres hablar de eso? - preguntó Amelia - ¿O quieres irte a jugar?

Luna miró a su madre y a Amelia, levantó los hombros.

- No lo sé. - respondió Luna.

- Luna, ¿no sabes el qué? - preguntó Luisita.

- No sé si quiero hablar... - respondió Luna.

- ¿Te quieres ir a jugar? - preguntó Amelia.

Luna asintió, pero no se movió del sitio. Tenía miedo de moverse y que esa burbuja en la que estaba, se rompiera.

- Luna, ¿te puedo pedir un favor? - preguntó Amelia.

- Claro tita... - respondió mirándola.

- Siempre que te pase algo, sea bueno o malo, que te haga ilusión o te dé miedo... Lo que sea, cuéntaselo a tu madre, ¿sí? - recomendó Amelia - Ella es de las personas más sabias que conozco, y siempre me ha sabido ayudar... Y sé que contigo no hará menos... ¿Sabes que ella es la mejor dando abrazos? - preguntó, a lo que la niña miró a su madre sonriendo y asintiendo - ¿Y sabes que ella siempre te dirá las cosas para que tú estés bien? Aunque tú creas que no, así es y será. - Luna miró a Amelia sonriendo y asintiendo - Así que si alguien en el cole, en el parque o donde sea, te dice o hace algo, ¿a quién se lo tienes que contar?

- A mami... - respondió Luna.

- Y si en ese momento mami no está, ¿a quién se lo tienes y puedes contar? - preguntó Luisita.

- Tita Amelia... Pero en el cole no es tita, es seño Amelia. - respondió Luna orgullosa de saber diferenciar la forma de llamar a Amelia, según el sitio en el que se encuentran.

- Exacto. En el cole, primero me lo cuentas a mí, y luego juntas, se lo contamos a mami, ¿vale? - dijo Amelia.

Luna asintió, y mucho más confiada, se abrazó a su madre. Luisita, al ver como Amelia observaba la escena, y como se emocionaba, la invitó a unirse a ellas. Se consideraban una familia, y en momentos así se podía apreciar ese sentimiento.

- ¿Puedo ir a jugar? - preguntó Luna.

- Claro mi vida, ve... Te aviso en un rato para merendar, ¿si? - dijo Luisita.

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