ʚ iv. mírame, ma chérie; déjame sentir tus ojos

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El café nunca ha sido uno de las bebidas favoritas de Dazai.

La cafeína no fue hecha para ella, y es por eso que evita con horror cualquier tipo de bebida que contenga eso.

En su infancia, era su madrastra quien se encargaba de que nadie nunca le diera café. Siempre cortésmente declinando una taza, optando por variadas alternativas. A Dazai hoy día le gusta el whisky, especialmente con un hielo en forma de esfera, pero en ese entonces, era lo mejor que podía probar.

Ahora, realmente le gustaría poder disfrutar de una taza de café. A lo mejor le serviría contra el letargo tan horroroso que pulla detrás de sus ojos cada vez que mira hacia algún lado por demasiado tiempo.

Ella sale de su apartamento estudio con un bostezo sofocado, un moño mal hecho y sin lápiz labial. Ha reemplazado sus inigualables tacones —un regalo de Odasaku hace años— por dos zapatillas bailarinas color caqui. Con una tostada todavía en su mano y el batido de cosas qué nunca ha sabido que son —cortesía de Ango— en la otra, se dirige hacia su auto.

El vecindario donde vive es tan pacífico y silencioso, que Dazai puede escuchar los pajaritos piando desde sus nidos desde adentro del estacionamiento. El bebé llorón de la casa de al lado y la abuela Yamada desde el otro lado de la calle llamando a su gata para la comida. 

Hay una llamada en su celular cuando sale del pórtico, sonriéndole con la tostada en la boca al portero. Su auto no acelera tanto como desearía por las mañanas, especialmente porque no tiene los ánimos. 

—¿Odasaku?

—Dazai —saluda su amiga, su voz maternal hace que la nariz de Dazai se arrugue. Ella tiene una forma peculiar de hacer que Dazai se sienta rápidamente vulnerable—. Ah, menos mal contestas. Tengo buenas noticias para ti.

—¿Ango-san por fin va a dejar que les pague su luna de miel?

—No.

—¿Ango-san por fin aceptó que sus habilidades como esposa son extremadamente deplorables y que se va a divorciar de ti?

—Por supuesto que no.

—Oh, vamos —refunfuña Dazai, jugueteando con el borde de la tostada mientras espera a que un semáforo se ponga en verde. Ella toma un largo sorbo del batido, haciendo una mueca a su reflejo—. Entonces ¿va a pagar la próxima salida al bar?

—Dazai —reprende Odasaku, aunque parece estar sofocando una risa—. Deja en paz a Ango. Ni siquiera está aquí para defenderse.

Exactamente.

—Ah, tú... —Odasaku se mueve del otro lado de la línea. Hay un crujido, un sonido parecido al habla humana y luego un suspiro de Odasaku—. Esa era Akira, ha estado bastante apegada a mí últimamente. Dame un momento.

—Ohhh, adelante.

Dazai toma mejor un nuevo carril, decidiendo que la gente inútil y madrugadora no son una buena combinación para su cerebro que apenas ha dormido desde el día anterior. Ella sabe que Odasaku está murmurando palabras hacia Akira con adoración del otro lado, y no puede evitar el brote de felicidad que sale de su pecho al pensar en la imagen.

Dado que Akira es una recién nacida, Dazai no ha podido ir a verla. Todavía debe esperar un poco más de tiempo, y como Ango es una gallina protectora, salirse con la suya es imposible. De todos modos, no es como si quisiera que a la bebé le suceda algo por su descuido. Así que se conforma con videollamadas y muchas fotos que los otros hijos de Oda sacan para ella durante sus momentos familiares.

Son una familia muy tierna, para ser honesta consigo misma, incluso si nunca ha tenido ganas de tener un hijo, debe admitir que la imagen de una bebé apegada a su madre siempre se le ha hecho muy tierna.

私のミューズ my muse 🌧️☄️ 𝐒𝐎𝐔𝐊𝐎𝐊𝐔 𝐅𝐄𝐌 ¡!Where stories live. Discover now