ʚ v. eres mucho más; eres todo; eres mi musa

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El clima es torpe cuando Dazai sale ese día de su casa. 

Las noticias divagaron sobre las diferentes secuelas de un chubasco esporádico en las costas, Dazai no le prestó suficiente atención. Y ahora está medio mojada cuando llega a la ADA.

Las puertas se mantienen cerradas, pero la pantalla del frente, esa en la que Atsushi se esforzó en ubicar correctamente, muestra una propaganda acerca de su exhibición. 

Dazai finge profesionalmente que las palmas de sus manos no están sudadas cuando agarra la manija de la puerta e ingresa. La calidez es inmediata. Aunque no hacía suficiente fuera incluso con la suave llovizna, la brisa traía el frío de quién sabe dónde.

Dazai se quita el blazer mojado, notando que ahora luce de un tono más oscuro que cuando lo eligió. Acomoda su corbata de bolo con un puechero y da un salto para acomodar sus tacones. Preparada, entre grandes comillas, sigue el pasillo hasta la sala principal de exhibiciones. 

Ha pasado un año completo desde que Dazai dejó la universidad oficialmente, entregándole nuevamente el mando a Odasaku. Sus estudiantes, porque se autoproclamaron como tal el último día, hicieron un festejo que incluyó las cinco clases que Dazai manejó. Todos llevaron comida, bebidas, y juegos para pasar el rato.

Chuuya sólo estuvo por media hora, le dio una de sus sonrisas coquetas y misteriosas, y luego desapareció por el pasillo. 

Dazai no fue tras ella. 

Y, ahora, espera que la pelirroja ardiente la perdone un poco. Aunque no se arrepiente de nada, un mensaje de texto con la dirección de la ADA y la sala donde estaría la pintura más importante de la exhibición, no es la mejor forma de invitar a alguien a cualquier lado. 

Hay más gente de lo que espera. Incluso cuando Fukuzawa le dijo que su breve hiatus había conmocionado a sus seguidores, quienes dejaban mensajes de ánimo en la página web de la empresa, no esperaba que, con un día como este, fuera a haber tantas personas. 

Sonríe cordialmente a quienes la reconocen, intercambiando información en susurros, contestando dudas con cortas oraciones, y desligándose de cualquier charla profunda cuando ve el caso. 

Dazai se detiene en el marco que da hacia la siguiente sala, tomando una profunda bocanada de aire que le sabe a una mezcla su propio perfume y el de las pinturas a su alrededor. Da los pasos que le faltan para ingresar, y no hay forma en el mundo de describir lo que siente cuando ve a su musa ahí, de pie, mirando el cuadro principal con la cabeza ladeada, la boca brillosa por el lápiz labial líquido y coralino que tanto gusta usar, sus suaves mejillas resplandeciendo en rojo, sus manos apretando su mochila con fuerza, cada uña pintada de un color distinto...

Dazai sonríe. Sí. Es aquí, frente a cuadros pequeños, variando en tamaño, alrededor de uno grande, todos ellos diversificando la belleza que ve en las personas a su alrededor. Niños, ancianos, abuelos, animales callejeros. Un detalle, un destello. Dazai le echa una mirada a la Chuuya de su pintura, sin reprimir la oleada de orgullo que siente cuando un par de ojos de fénix le devuelven la mirada. 

Cuando Chuuya da la vuelta en su dirección, una solitaria lágrima cayendo suavemente desde su ojo derecho, Dazai sabe, perfectamente, que no hay un lugar donde quiera estar. Que toda esa preparación, esa dedicación, esa lucha consigo misma, con sus sentimientos, no era más que un camino de piedras suaves que estaba construyendo con sus propias manos.

Y que la mujer que la mira con una mezcla de orgullo y felicidad y probablemente algo más en la mitad de la sala, es la musa con la que quiere estar. 

—Entonces, mi querida dama, ¿qué le parece? 

Chuuya resopla una carcajada húmeda. Su vestido floral rojo se mueve a su alrededor cuando da la vuelta para quedar frente a Dazai. Las botas militares, negras y altas cubren los centímetros que Dazai le lleva. Y le otorga la facilidad para que sus manos, callosas por el agarre del pincel, con el olor a aguarrás y a pinturas, se hagan un hogar en sus mejillas.

私のミューズ my muse 🌧️☄️ 𝐒𝐎𝐔𝐊𝐎𝐊𝐔 𝐅𝐄𝐌 ¡!Where stories live. Discover now